Apague y vámonos
Editorial
Cae el telón en la tierra del Ballet Bolshói y a la Tricolor solo le faltan 90 minutos de trámite, no hay más allá. El listón quedó muy alto en Brasil y esta vez ni siquiera se le igualó.
Es el momento del análisis reposado, con argumentos, de una serie de errores que dieron al traste con un sueño, una meta país.
Para empezar, el timonel se casa con un grupo de jugadores pensando en que eso, la unión, sería lo vital, pues es lógico que carecemos de una figura desequilibrante que haga diferencia si de ofensiva hablamos. Ese hecho de darle prioridad a los hombres de confianza, de los que saben qué dan, nos privó de contar con más elementos, con jugadores cuyo rendimiento y efectividad en el arco enemigo era mejor de los que sí visaron su pasaporte.
En el plano físico fue evidente que hombres como Christian Bolaños, Bryan Ruiz, Joel Campbell y Ronald Matarrita salieron del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría sin estar en plenitud de condiciones.
El mismo arquero Keylor Navas reconoció antes de enfrentar a la Canarinha que en mucho afecta el resultado final cuando un jugador no se siente al 100% de sus capacidades.
El semestre futbolero recién concluido para nada valió en las intensiones de meterse en esa lista de 23 embajadores, pues no pesó ni en la liga doméstica ni para otros legionarios. Nombrarlos es redundar.
Ya en el desarrollo de los primeros cotejos era vital sacar ese choque contra Serbia, porque nos servía para estar mejor ubicados, en vista de que en papel los brasileños y suizos serían de mejor nivel, un hueso más duro aún de roer.
Lo triste es reconocer que se tienen las armas necesarias y los jugadores para sacar el juego, pero el planteamiento se queda corto.
Nada diferente a una eliminatoria donde se clasificó sufriendo y se cerró pésimo ante los canaleros.
La idea del profesor era conocida, no iba a cambiar el cerrojo defensivo ni el único hombre en punta. Vaya sufrimiento para Marcos Ureña, tan solo, en una isla, en otro continente, sin nadie que le oxigenara y balón que le llegaba era a muerte. Debía revolucionar de 0 a 100 kilómetros por hora y con dos zagueros encima, así jamás.
Ni el propio Cristiano puede marcar una si no es acompañado desde la línea anterior. Vale buscarse los videos de Japón en esta cita balompédica donde a base de toques de balón en corto, con juego escalonado subían al ataque en un futbol quizá muy latino, si le podemos llamar así. No era lanzar un misil al frente y “vea a ver” qué pasa.
¿Y la unión de grupo? Los últimos días se encendieron las alertas, todos los focos por lo que aparentemente sucedía a lo interno del camerino pintado de blanco, azul y rojo. Advirtieron de grupos dentro del camerino, de unos que remaban para bandos pequeños. En defensa de esas críticas Ruiz y Navas mencionaron que escuchar música en la esquina de un salón no significa que esos tres o cuatro jugadores están peleados con los demás, sino que sus gustos no son los mismos.
Lo que si llamó la atención es que Ureña reveló que prácticamente había que agradecerle a Keylor por venir desde el Madrid y no había que incomodarlo.
Pequeñas piezas arman una gran obra, pero por igual pequeños errores se la pueden traer abajo. No se vio bien que a las puertas de un juego tan vital como el segundo se le permitiera al madridista celebrar el aniversario de su esposa.
Pudo ser en el mismo hotel de concentración, en el salón contiguo al que estuviera la Sele, pero hay momentos para cada cosa y la concentración debía estar en Neymar y compañía, no otras cosas.
Revelador que en esa actividad solamente estuvieran algunos invitados especiales, como Ruiz, Bolaños, Gamboa, Guzmán, Duarte…
Permitir que la máxima figura diera una entrevista exclusiva a un medio tico también revela que algunas cosas no están bien, pues trasciende que otros jugadores tenían disposición de hablar, pero no hubo permiso. Por qué Navas sí y otros no, o fue que se saltó Keylor alguna norma.
Ojalá se cambie el chip y con Suiza se apueste a algo más. Ya no hay nada que perder, no podemos seguir temerosos si tenemos con qué sacar la faena.
Viene lo más serio, primero saber si se le renueva a no a Ramírez. Junto a eso urge el cambio generacional en una escuadra donde queda más cómodo analizar quienes se quedan que quienes se van. Hay ciclos que se cierran.
No es ser mal tico criticar a la Sele si hay argumentos. No podemos dejar todo a un plato de gallo pinto con huevo, café y tortillas. Las buenas vibras sirven, pero si hay ideas detrás, quien las transmita con ejecutividad y quien las plasme en la cancha.
Quedarnos en emoción, en sí se puede y el poder de todos vestidos de rojo es como creer que el señor Alvarado hará un buen gobierno con solo buenas intenciones.
Deben existir planes, organización, voluntad de las partes y no dejar todo a que Tatica Dios haga un milagro.
