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Opinión

Un mal que puede prevenirse

Editorial

Desde tiempos inmemorables los chiquillos se hacen bromas y se ponen apodos, sin embargo con el pasar de los años se ha subido el tono, lo cual provoca graves problemas psicológicos. Al punto que muchos niños y jóvenes toman decisiones definitivas para acabar con el tema. 

Lo más doloroso es que estas agresiones causan que se registren 21 muertes por bullying, situación inimaginable en otras épocas.

No sabemos si antes aguantaban más, no les importaba lo que dijeran terceros o ahora por las presiones de la sociedad el tema es más delicado. 

Uno de los puntos más importantes es tener claro que el bullying es hostigar, mortificar, humillar, hacer el vacío, crear rumores, chismes, maltratar física y verbalmente a los compañeros, durante un tiempo de manera repetida.

No se debe confundir el concepto, no hay que victimizar ni crear victimarios donde no los hay. 

El Colegio de Psicólogos hace un llamado a la ciudadanía para evitar, detener y prevenir estos casos, pero realmente urge que los padres de familia se enfoquen en la problemática. Sabemos que existen múltiples ocupaciones cotidianas, pero debemos ponerles atención a nuestros hijos. 

Es imposible que un papá no se dé cuenta que su retoño ha cambiado de humor, de actitud, que ya no quiere ir a estudiar o empezó a buscar cómo modificar sus rasgos físicos.

Es más increíble no percatarse de que los menores tienen actitudes agresivas con todo mundo y en el centro educativo no es la excepción.

Lo peor de todo es que cuando llaman a los adultos porque la situación es insostenible, se hacen los ofendidos y dicen que sus hijos son unos ángeles, un pan de Dios. 

Con respecto a esa epidemia del bullying, es indignante escuchar a las autoridades decir que el protocolo que se implementó hace unos años no se usa. ¿Por qué hacer el ridículo de anunciarlo con bombos y platillos si al final no iba a pasar nada? 

No puede ser posible que la ministra de ese momento girara una orden de acatarlo y los docentes simplemente hayan hecho caso omiso.

¿Será que los empleados están por encima de sus superiores? ¿Será que en ese ministerio todo mundo hace lo que le da la gana sin que al final haya consecuencias?

Es momento de que las autoridades les exijan a los educadores ser vigilantes de lo que pasa en el aula y en los recreos. Tienen a cargo seres humanos con sentimientos, con una gran necesidad de apoyo y de guía por parte de los adultos que los rodean. 

No necesitamos ni aceptamos gente que se haga de la vista gorda ante la situación que pasa en los centros educativos, no se requieren personas que solo trabajen por un salario.

Se supone que cada uno de ellos debe tener la vocación de velar por el bienestar de los menores. 

Es mejor que entre todos ataquemos ese tema, para luego no hay chance, no habrá momento de lamentarse y pensar en los hubiera.

En nuestras manos está velar por los niños y jóvenes de nuestro país, pues recordemos que serán los adultos del futuro. No nos sirve tener gente que a diario cree que la violencia y los malos tratos son la solución para salir adelante.

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Viernes 01 Junio, 2018

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