“Justicia ni pronta, ni cumplida”
La pluma del pueblo / René Barboza C.
La crisis que vive nuestro país en materia judicial y de seguridad es alarmante: sicariato, narcotráfico, estafas, robos en vehículos y viviendas que cada día se apoderan más de las calles, no solo josefinas, sino en todo el país.
La falta de oportunidades de trabajo en la juventud, la deserción estudiantil en la secundaria y la mala influencia de los medios de comunicación convierten a los jóvenes en individuos resentidos, dispuestos a realizar cualquier actividad que les permita acceder a dinero fácil, eso sin contar a quienes se introducen en las drogas tanto como adictos o bien comerciantes de estas, que arrastra a muchos a la indigencia.
Hemos sido testigos durante los últimos tiempos de cómo se agrede a policías, oficiales de Tránsito y policías municipales en una clara decadencia del respeto a sus investiduras, con infractores alcahueteados por leyes que no permiten a la autoridad utilizar su arma de reglamento, dejándolos desprotegidos, y lo que anima el irrespeto de los revoltosos.
Esta carrera del tigre suelto contra el burro amarrado da como consecuencia la inestabilidad e inseguridad en el ciudadano que cada día se siente más desprotegido, porque parece insuficiente el despliegue de patrullas en las calles, ver noticias tales como que un sujeto de 23 años mata a su propia abuela junto con dos compinches para robarle los electrodomésticos, ver desarticulada una banda de mexicanos y guatemaltecos que operaba en nuestro país al mejor estilo de los cárteles colombianos o sinaloenses y que lo hacía con facilidad, aun cuando al final las investigaciones y las acciones del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) dieron como resultado la desarticulación y la detención de los integrantes de la banda que ahora cumplen 3 meses de prisión preventiva.
Uno de los retos más grandes para la Administración Alvarado Quesada consiste en la política migratoria, pues durante las últimas Administraciones han dejado a la libre la entrada de extranjeros, unos que vienen a buscar un mejor futuro trabajando honestamente, pero otros aprovechan las facilidades que da nuestro país para delinquir y vienen a dar cátedra de actos tales como secuestro, sicariato, extorsión y crimen altamente organizado, ofrecen a funcionarios de la Policía sobornos millonarios así como buscan a sectores humildes, tales como pescadores y jóvenes, para usarlos como burros para el trasiego de estupefacientes por tierra, mar y aire.
¿Por qué el título de esta nota? ¿Sabían ustedes que un gran porcentaje de delincuentes que vemos capturados en los operativos que transmiten detenidamente nuestras televisoras son dejados en libertad con medidas cautelares ridículas causando la indignación de la Policía Judicial? Incluso, en muchos de los casos, los llamados tachadores que sobran en las calles y en las aceras de nuestro país conocen sus derechos y les restriegan eso a las mismas autoridades diciéndoles: “llévenme, no importa, en dos horas estoy afuera”.
El hacinamiento en nuestras cárceles suaviza la pena preventiva e incluso el Gobierno anterior, irresponsablemente, liberó cientos de malvivientes que fueron llamados por el expresidente Solís como “golondrinas”, muchos de ellos con brazaletes electrónicos que ya incluso saben desactivar… hecha la ley, hecha la trampa.
Debemos de tomar en serio la seguridad ciudadana, se habla mucho del déficit fiscal, el cual, comparto, es muy preocupante, pero no menos importante es el temor que sentimos los ciudadanos ante la oleada de la delincuencia organizada y la delincuencia común.
Formemos grupos de apoyo en nuestras comunidades para velar por la seguridad de nuestras familias, tratemos de disminuir la desintegración familiar, madre de los males de la sociedad, niños y jóvenes frustrados darán como resultado futuros delincuentes, y cierro motivando a la Costa Rica creyente para que reforcemos nuestras oraciones al Creador Todopoderosos, por nuestra querida Costa Rica.
