Ojalá se tomen cartas en el asunto

Editorial

La mayoría de los costarricenses debe levantarse temprano, trabajar todo el día y termina cansada para ganarse el sustento que lleva a sus hogares.

No olvidemos que además deben hacerles frente a todos los gastos que tienen: agua, luz, teléfono, celulares, internet y otros.

Además, debemos preocuparnos por tener el dinero para pagar los pasajes que nos permitan llegar a nuestros empleos, centros de estudio y lugares de esparcimiento.

Por eso mismo no tienen que sacarnos el dinero al descaro como si creciera en los árboles.

Con esto vamos a que resulta indignante que un grupo de empresas de autobuses engañe a la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) para que les suban las tarifas.

Esto sin ganárselo, porque si nos ponemos a revisar una a una nos daríamos cuenta sin escarbar mucho de que no son las que dan el servicio más eficiente del mundo.

En las últimas semanas nos hemos percatado de que muchas líneas operan poniendo en riesgo la vida de los usuarios, como la del caso del choque en la General Cañas, donde uno de los automotores ni siquiera tenía permisos.

Entonces nos preguntamos con qué cara esos empresarios se acercan a pedir aumentos si ni están en regla y sacan unidades que claramente no pueden trabajar.

Pero estas no son las únicas compañías a las cuales los usuarios les piden cuentas.

También está, por ejemplo, la de San Carlos. La gente se cansó de viajar en chatarras.

Además de los desperfectos mecánicos que presentan a menudo y por los cuales frecuentemente se quedan botados, también hay situaciones insalubres, donde los principales pasajeros son las cucarachas que viven entre los asientos y se les suben a las personas.

El punto es que si por lo menos dieran un buen servicio, puntual, aseado y tuviera todas las unidades en buen estado, tal vez no sería tanto el problema.

El dilema está en que esas empresas apuestan a ganar sin pensar en el ciudadano, quien es el que les permite hacer dinero.

Para nadie es un secreto que en la mayoría de las oportunidades hacer uso del servicio de transporte público es una pesadilla. Empezando por que los buses pasan a la hora que les da la gana, los choferes en muchos casos creen que llevan ganado. Cometen todas las imprudencias castigadas por el Tránsito en un solo viaje.

Además, para colmo muchas de las unidades son peroles viejos, a los que les suena todo; llevan asientos sueltos que quien va sentado parece que va en la Tagada, los timbres no sirven, las ventanas no cierran y en época de lluvia muchos terminan como pollitos.

Para terminar, con tal de no perder ni medio pasajero muchos suben gente hasta que los usuarios van como latas de sardinas, algunos van en las gradas poniendo en peligro su vida, pues si las puertas se abren de golpe en media vuelta quién sabe cuántos terminan en el suelo o con el bus pasándoles por encima.

Creemos que por respeto a los usuarios las compañías deberían ser sancionadas y en los casos muy graves perder la concesión, ya que posiblemente no sea la primera vez que incurren en faltas.

Es hora de que los ticos peleemos por nuestros derechos, ninguno de los dueños de esas líneas de autobuses lleva gratis a nadie.

El problema es que no dan un buen servicio y tampoco tienen los colectivos en buenas condiciones, pero lamentablemente cuando ocurre una desgracia ahí lloran y se arrepienten de no estar en regla.

Los empresarios en general deben recordar que lo que llevan no son animales, por lo cual merecen ir seguros y cómodos.

¡No se puede jugar con la vida de los costarricenses!

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Lunes 21 Mayo, 2018

HORA: 12:00 AM