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Opinión

8 millones de toneladas de basura al mar por año

La columna de Jaime Ordóñez

El video más triste que he visto en los últimos meses es el de una ballena, aparentemente cansada, que llega a escorar y encalla en una playa del Océano Pacífico. Los pescadores de la zona tratan de retornarla al agua. La remolcan unos doscientos metros, después del repicadero de las olas, y procuran que gane altamar. Pero la ballena se devuelve, empecinada, y finalmente regresa a la arena y muere. A la hora de abrirla y hacerle la autopsia, le encuentran en el estómago una bolsa gigante de plásticos del tamaño de un furgón o “truck” mediano. Toda la basura que ustedes puedan imaginar: botellas de refrescos, bolsas, plástico industrial, los deshechos de nuestra mal llamada civilización.

 

Los seres humanos matamos todos los días muchas ballenas y muchos seres del mar lanzando cada año 8 millones de toneladas de basura a los océanos. Y, además, nos estamos matando a nosotros mismos. El último informe de Greenpeace International y de Peter Thompson, el comisionado de la ONU para la defensa de los mares, es triste y asombroso. Solo en el Océano Pacífico hay una mancha de 87.000 toneladas de basura (del tamaño de Francia y España juntas) que incluye plástico, artefactos eléctricos, partes de vehículos, toda la excrecencia que nosotros lanzamos al agua. 

 

El tiempo de descomposición de esta basura plástica es enorme. Una botella de refrescos dura 500 años es deshacerse; el hilo de pescar 600 años; los cubiertos de plásticos 400 años; un encendedor de plástico 300 años; un vaso y una bolsa de basura casi 100 años. Las baterías eléctricas y otros objetos liberan además mercurio. Ese mercurio y el plástico de más rápida descomposición es inmediatamente absorbido por los peces que después llegan a nuestros platos. Casi todo el pescado que comemos hoy día tiene mercurio y plástico. Nuestra imbecilidad como civilización es tan grande que no solo estamos matando los mares, las ballenas, delfines y sus seres infinitos (como decía Homero en su rumbo a Ítaca), sino, además, nos estamos envenenando y matando a nosotros mismos.

 

La llamada “essential Costa Rica” sigue el mismo lamentable camino. Cuando el huracán Nate, el mar de Jacó, Herradura, Punta Leona, Agujas y casi todo el litoral Pacífico se vio inundado por miles de toneladas de basura que lanzamos desde el Valle Central de nuestro país, tan sucio como el que más. Fue asqueroso: el mar se llenó varios kilómetros de plástico por días. Un país que se ufana como ecoprotector y de ser el más feliz de la Vía Láctea y sus alrededores...

 

¿Soluciones? Para el caso de Costa Rica propongo dos acciones muy concretas al nuevo gobierno (los problemas son globales, las soluciones son locales…). Primero: que se prohíban las bolsas y empaques plásticos en el país. Esta medida ya es tomada por varias ciudades y países del mundo. Aprobemos una ley con sanciones por incumplimiento. Así de simple y efectivo. Segundo: que se prohíba, de una vez por todas, la pesca de arrastre, esa asquerosa y perversa práctica que no tiene justificación alguna. ¡Dejemos de hablar y busquemos soluciones de inmediato!

 

[email protected]

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 21 Mayo, 2018

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Jaime Ordóñez / [email protected]

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