Por razones estrictamente históricas, en nuestra cultura existe la creencia de que los órganos sexuales tienen de manera innata olores desagradables. A nivel popular, se maneja la idea que es normal que el pene tenga “olor a pescado”, o que la vagina ostente olores fétidos como a “rata muerta”. Esto es totalmente falso, los genitales no tienen mal olor y su presencia nos habla de una alteración, casi siempre infecciosa.
Esto destaca la importancia desde el punto de vista sexual de conocer la cavidad vaginal. Particularmente tenemos que recordar que una de las características más sobresalientes de la vagina es su secreción. La vagina es como la boca, siempre está húmeda, porque tiene una secreción llamada flujo vaginal.
Este flujo normalmente es de color blanco, transparente o ligeramente amarillo. No tiene mal olor, no mancha la ropa íntima y no genera picazón ni ardor.
La presencia de flujos de color verde, o amarillo intenso son característicos de los cuadros infecciosos, mientras que los flujos color café, pardo, negruzco o chocolate son típicos de las alteraciones hormonales y menstruales.
Cuando la secreción vaginal produce picazón y ardor, es muy sugestivo de infecciones como la cándida o el virus del herpes. Muchas veces estas manifestaciones se producen solo en algunos momentos del mes, por ejemplo, con la menstruación o inmediatamente antes o inmediatamente después.
Durante la relación sexual, las secreciones vaginales aumentan en cantidad llegándose a producir una enorme cantidad. Esto nos habla de dos factores; por un lado, de la integridad hormonal y por otra, de los niveles de intensidad de la excitación.
Por esa razón se estudian los niveles hormonales cuando una paciente consulta por problemas en la lubricación, es decir, porque la vagina está muy seca en pleno acto sexual. Desde luego, también se evalúan otros factores como por ejemplo si la relación sexual y sus preámbulos le están resultando excitantes.
Merece mención especial cuando, tanto la mujer como el hombre, presentan en sus genitales picazón, enrojecimiento, ardor y fisuras. Muchos llegan a concluir que se trata de una alergia al semen o al preservativo cuando en realidad la mayoría de los casos suele tratarse de una infección viral.
Durante el embarazo, es frecuente que el flujo vaginal pierda sus características normales, porque es común que suceda una infección por un hongo llamado cándida, que produce picazón y secreciones blancas, espesas como apelotadas.
Este hongo también suele aparecer cuando se utilizan antibióticos, algunos tipos de anticonceptivos y cuando hay otras infecciones vaginales.
En la menopausia, el flujo vaginal disminuye hasta el punto de que la vagina se reseca y puede que la penetración sea dolorosa y en ocasiones hasta genera sangrado. En estos casos, el tratamiento es muy simple y permite recuperar el ritmo sexual perdido.
La presencia de un mal olor genital tiende a alejar sexualmente a la pareja, de igual manera si con cada relación sexual se experimentan molestias como ardor, picazón o molestias urinarias. De ahí la enorme importancia de consultar cuanto antes, con el fin de evitar complicaciones.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández / Sexólogo
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Lunes 23 Abril, 2018
HORA: 12:00 AM
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