No es una criatura alienígena ni de ciencia ficción, tampoco un robot, pero lo parece, pues no se cansa de hacer goles. Después de dos juegos fuera, al salir del clásico con el pómulo derecho fracturado, el delantero Jonathan McDonald regresó y con doblete.
La víctima fue el cuadro de Universidad de Costa Rica (UCR), que por momentos llegó a ahogar a Liga Deportiva Alajuelense, pese a no contar con todos sus titulares.
Respondió “El Depredador” del área.
¿PRESIÓN O BAILONGO?
De entrada nos topamos con un choque en el que más que un juego de fútbol parecía un baile de graduación de secundaria, abundaban las parejas en el terreno de juego, solo que a diferencia de la comparación estudiantil, aquí la idea era incomodar a ese que se tenía bien cerquita, molestarlo y hacerle insoportables los 90 reglamentarios y hasta los del alargue.
Los manudos tomaron la iniciativa con más dominio del esférico en el arranque, cuando crearon algunas aproximaciones sin cerrar la pinza, como dicen los que hablan bonito.
En el bando celeste los escasos intentos terminaban en piernas felinas, que se multiplicaban para terminar con superioridad numérica en la zaga y secar al oponente. Buena presión universitaria.
LOCALES LETALES
Con el segundo ataque en serio y sobre el minuto 14 apareció el primer tanto del cotejo, cuando una jugada dentro del área y de doble cabezazo terminó Luis Ibarguen para poner a celebrar a la muy escasa clientela, que apenas llenó unos 3.000 espacios del Coloso de La Sabana.
Con el marcador en contra los erizos buscaron tener de la de gajos, darle mayor movimiento y encontrar la paridad con una mezcla de vergüenza y coraje en sus rostros. No fue fácil, ya que volvió a parecer la marca a presión, ese hombre a hombre por toda la pista de baile, sí, como las parejas del cole.
Desde el banquillo rojinegro el profe Nicolás Dos Santos ordenó el ingreso del “Cusuco” Allen Guevara, quien sustituyó al hondureño Luis Garrido. Apenas íbamos por el minuto 31.
El timonel uruguayo al fin entendió que los cambios se hacen cuando se ocupan y no a cuatro años plazo. Su presencia se notó al instante con una Liga más punzante, donde en todas las arremetidas el balón pasaba por el habilidoso y desequilibrante número 16.
CON LOS CARTONES IGUALES
Casi al cierre de la inicial, con 44 minutos en el cronómetro y en un avance desde la izquierda del ataque erizo falló la zaga universitaria. El balón quedó en poder de José Luis Cordero, quien ni lerdo ni perezoso la envió al fondo de los cordeles para decretar la paridad en los cartones.
El León regresó al camerino sin tanta pena, pues el marcador de nuevo se emparejaba.
¡Vaya tarea para los profes! Torres rayando la pizarra y descifrando lo que vendría en el complemento, con la inminente llegada de Jonathan McDonald, a quien le urgía sacarse la quinta preventiva para llegar a la cuadrangular confesado, sin un solo pecado.
En las duchas de los visitantes un Nicolás Dos Santos obligado a sumar de a tres sí deseaba tener aspiraciones al liderato.
…Y LLEGÓ EL ENMASCARADO
Tal como lo adelantó en la semana, el ingreso de “Mac” se dio, con todo y su máscara para proteger el pómulo derecho, operado hace dos semanas.
Primeras acciones y balón a Jonathan, quien chocó con la defensa del Alma Máter. Pero la labor del número 19 rojinegro no se limitó a ser el arma letal de la zona de los 16,50. Más bien por lapsos se salía de ella y servía de pivote para jalar marcas, dejar espacios y que otro compañero mejor ubicado se encargara de tocar el cielo con las manos.
ERROR Y HORROR
Lo que deja un cobro de tiro libre mal ejecutado. La Liga tenía opción de generar peligro en la parte baja de la U cuando en un mal pase el esférico fue controlado por los albicelestes, al estar dentro del área botaron a un celeste y el central pitó penal.
De manera magistral cobró Francisco Rodríguez, al estilo del checoslovaco Antonin Panenka como en la Eurocopa de 1976. Humilla al guardatubos Patrick Pemberton. Otra vez a los manudos les tocaba remar contra corriente.
EL OTRO JUEGO
Cuando el agua estaba al cuello y era mejor no moverse para no hacer olas salió de la nada el catracho Róger Rojas. El “Ro-Ro” se metió hasta la cocina y en un tiro hasta feo, como arrollado, le pegó a la número 5, que se fue despacito hasta el fondo de la cabaña de los de San Pedro.
Los seguidores alajuelenses apenas comentaban el empate cuando apareció el que tenía todas las miradas en sus espaldas. Jonathan McDonald dominó y demostró por qué es el tico más efectivo frente al marco. Después de dos juegos sin actuar volvió y con la pólvora bien seca.
Pero faltaba más emoción. Róger Rojas le sirvió la de gajos a McDonald en el área y el portero lo derribó. Pito del juez y penal. No había que preguntarse quién lo tiraría. Era para “Mac”, quien de manera sencilla, sin estrés y sin despeinarse puso el 4-2 lapidario.
A una fecha de cerrar la fase regular la delantera rojinegra está intratable. Ahora viene un hueso duro de roer, Carmelita en el Morera Soto. ¿Podrán repetir lo visto en La Sabana?
PERIODISTA: Alejandro Fonseca
EMAIL: [email protected]
Lunes 16 Abril, 2018
HORA: 12:00 AM
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