Un adulto mayor fue detenido por oficiales de la Policía Penitenciaria cuando pretendía ingresar, en un pollo frito, 20 gramos de cocaína a la cárcel de San Sebastián.
La carga la esperaba un privado de libertad, a quien no identificaron.
La carga se le descubrió a un hombre de apellidos Ramírez López, de 65 años, cuando los uniformados empezaron a revisar la comida que llevaba, desmenuzaron el pollo y ubicaron una bolsa plástica con la ilegal sustancia.
El presunto traficante es un experimentado chofer de bus en Desamparados, quien según fuentes confidenciales pretendía ganarse unos pesos metiendo la conocida “bomba” a un recluso que no conocía, sin embargo ahora estará con él en prisión.
Pero ese no ha sido el único decomiso en la última semana. El sábado también se le incautó a un sujeto apellidado Gómez Guadamuz un taco de marihuana en el ano, pero una mala pasada lo hizo “cantar”.
El burro se dirigía al módulo A-2 con 61 gramos de esa droga que iba envuelta en plástico con látex y aceitada, al parecer la venderían a la población carcelaria que paga ¢2 mil por un puro de marihuana.
Asimismo, desembolsan ¢7 mil por una punta de cocaína y ¢350 mil por cinco celulares con sus respectivos accesorios.
Las autoridades manifestaron que seguirán la lucha contra el narcotráfico en prisión y con la minuciosa revisión para todas las personas que ingresan a algún centro penal.