No han liberado santas palomas

Editorial

A pesar de que las autoridades de Justicia vieron como la pomada canaria la liberación de reos para acabar con el hacinamiento, al parecer en lugar de solucionar el problema más bien se puso peor, porque a muchos los han tenido que reingresar al sistema penitenciario.

Como dirían los abuelos, fue peor el remedio que la enfermedad. A esto hay que sumarle que los delitos en el país ahora están a la orden del día; asaltos, asesinatos y ni qué decir los temas relacionados con el narcotráfico. Los ticos nos estamos acostumbrando a vivir como en el Viejo Oeste.

Entre 2016 y 2017 dejaron libres a 1.480 personas por delitos contra la Ley de Psicotrópicos. Además, de 125 que cometieron abusos contra menores se tiene pruebas que muchos han vuelto al encierro pues volvieron a delinquir. Esto porque los soltaron bajo la modalidad del sistema semiabierto y como vemos, no son santas palomas.

Algunos ni siquiera aguantaron 15 días para volver a las andadas, al ratito ya estaban cayendo en el mismo delito; otros se dedican a poner en práctica “las buenas enseñanzas” que les deja la cárcel.

Nos preguntamos ante este escenario cuáles son los criterios para dejar salir a estas personas que no han terminado de pagar sus condenas, pues por los tipos de comportamientos y acontecimientos queda claro que el principal tópico no es el de reinsertarse a la sociedad por medio de las buenas acciones.

¿No se supone que para que les permitan acceder a este sistema tienen que ser personas con buen comportamiento, con ganas de cambiar, contar con un trabajo honrado y decente? Por los antecedentes parece que la cosa es vaciar las cárceles sin importar qué dejan en la calle.

Es injusto que el resto de los costarricenses tengamos que andar con temor por volvernos a encontrar otra vez con estas fichitas, ya estamos hartos de tener que llenar de verjas nuestras casas, de no poder salir a la calle a partir de ciertas horas porque o se meten a robar o corremos el riesgo de que nos asalten.

Estamos cansados de no sentirnos seguros en ningún lado, pues al menos antes respetaban ciertos sitios, ahora no hay lugar donde se esté a salvo de esas personas que les gustan las cosas de la forma más fácil.

Ahora resulta que ya no se puede tener hijos de manera tranquila porque en todo lado hay abusadores sexuales, antes se escuchaban casos de estos cada muerte de obispo, ahora hay varios por semana. Lo peor de todo es que el país no tiene la forma de identificarlos.

Un abusador puede estar cerca de nuestros hijos sin que nosotros lo sepamos, debería existir un registro de agresores sexuales y que estos no puedan establecer su domicilio cerca de los centros educativos.

Los ticos estamos hasta la coronilla que Justicia busque chinear a los reos llevándolos a ver partidos, que les den clases de yoga. Sabemos que están ahí para cumplir una condena ya que cometieron un delito, no porque sean personas de bien.

Parece que a quienes dejan salir buscan volver a la cárcel porque ahí tienen comida gratis, dormida, chineos, festivales de música y hasta torneos de fútbol; todo gratis a costillas de los ticos que sí trabajamos honradamente.

Ojalá que las nuevas autoridades busquen otra manera de disminuir el hacinamiento, porque dejar salir presos solo por hacer campo no tiene ninguna ciencia y menos un buen resultado.

Prueba de eso son todas las víctimas de esas golondrinas que tanto ha defendido el presidente Luis Guillermo Solís.

Justificándose el mandatario dijo que una golondrina no hace verano, sin embargo ya tiene tantas que deberían hacerse una pajarera.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Viernes 16 Marzo, 2018

HORA: 12:00 AM