Tras la publicación de DIARIO EXTRA sobre el traslado de cuatro jefes de la Policía Penitenciaria, las reacciones no se hicieron esperar y algunos funcionarios aseguran que con ello se pretende tapar el desorden en los centros penales, especialmente en El Buen Pastor y Gerardo Rodríguez.
Fuentes confidenciales mencionaron que los actos reportados obedecen a los nombramientos de las jefaturas, pues se designó a personas que no cumplen con los requisitos, ni tienen experiencia para ocupar dichos puestos.
La garganta profunda pone de ejemplo lo que le pasó a una jefa de seguridad del centro penal de mujeres, al parecer por formar parte de una red que trabajaba en conjunto con algunas privadas de libertad que pagaban para que les ingresen celulares y drogas.
El traslado obedeció a que presuntamente contaba con varias denuncias por persecución laboral y de tener como supervisor de seguridad de la escuadra B a Adrián Calvo y su esposa Karen Pereira como jefa inspectora, la cual no cumple con los requisitos mínimos para ocupar dicho cargo.
Pero eso no es todo. En esa misma cárcel la jefa inspectora Lidianeth Blanco tiene a su esposo Carlos Orozco en un puesto donde ella es la superior inmediata, lo que para muchos uniformados es poco ético, ya que se dan favoritismos que generan inconformidad en el personal.
Al parecer todos estos hechos son de conocimiento de Pablo Bertozzi, director de la Policía Penitenciaria, quien podría dejar su puesto antes de fin de año y en su lugar suena el jefe de seguridad de la cárcel de San Sebastián.
