Base de investigación de pandas abre sus puertas a DIARIO EXTRA.
Conocida como la tierra celestial del planeta, la provincia de Sichuan, con 90 millones de habitantes, se encuentra al suroeste en la República Popular China.
Hoy su estampa la hace lucir como una ciudad normal, sin embargo la tragedia marcó para siempre la historia de esta provincia, pero también el valor de quienes lograron sacudirle el polvo, levantarse, curar las heridas y superar el dolor.
El 12 de mayo de año 2008 a las 2:28 de la tarde, un terremoto de 8 grados sacudió este paraíso, dejando un saldo de 70 mil muertos, miles de desaparecidos y más de 375.000 heridos.
A nueve años de la tragedia la historia es otra, hoy se cuenta con una ciudad reconstruida, con protocolos de atención de emergencias de primer mundo, de manera que han logrado entrelazar tecnología de punta con preparación extrema, así como programas de combate a la pobreza cuyas metas establecidas ya están más que superadas, y a pesar de esto no se detienen.
Estos triunfos se han logrado mediante alianzas estratégicas entre productores de bienes y servicios de la provincia, el aporte gubernamental y apoyo de la empresa privada.
Como si fuera poco, entre sus montañas se esconden varios tesoros en blanco y negro, los populares osos panda.
En esta provincia se encuentra la Base de investigación de Crianza de Pandas Gigantes de Chengdu.
Hace 20 años los pandas estuvieron en la lista de especies en vías de extinción. Actualmente, gracias a las políticas de conservación y al compromiso de las autoridades Chinas, aunque ha sido a paso lento, los pandas han logrado salir de la temida lista de extinción.
Bonachones, gordinflones y peludos, aquí viven como reyes, se les encuentran de todos los tamaños, pesos y en blanco y negro siendo esta su característica principal.
Son tiernos, juguetones, traviesos, les encanta ser el centro de atención, pero si nos dejaran tocarlos no los podríamos abrasar, su pelo es grueso similar al de un cepillo para lavar ropa, es decir casi una púa para la piel humana.
Aquí a los pandas lo único que les importa es dormir, comer bambú, huevos de pájaro, jugar entre ellos y muy de vez en cuando darse un chapuzón.
Gracias a la especialización de biólogos, veterinarios y genetistas, hoy se cuenta con más de 2.000 pandas, con una carga genética superior que han hecho de la especie aún más fuerte respecto a sus ancestros.
Semanalmente, los pandas atraen no menos de 20 mil visitantes hasta el santuario, en su mayoría son turistas chinos.
