La Arquidiócesis de San José recibió el 27 de junio anterior una denuncia contra el sacerdote Hernán Castillo Huertas, donde se le acusa de supuestos abusos sexuales, hechos que ocurrieron en 1983.
La víctima, a la que llamaremos “AVM”, acudió a DIARIO EXTRA para contar su caso y ha pedido que se resguarde su identidad.
Los hechos nos trasladan a Iglesia de la Soledad en San José. En ese entonces, AVM tenía 16 años, trabajaba en un negocio familiar de floristería y en una de las entregas conoció al padre Castillo.
Ahí inició una relación entre el joven y el cura, que el primero entendió como de amistad y jamás sospechó tendría otras intenciones.
LLEGADA DEL PAPA
Un hecho histórico colaboró para reforzar la confianza entre el joven y el sacerdote, la visita del difunto papa Juan Pablo II a Costa Rica, en marzo de 1983.
Esto porque Castillo, que además es periodista de profesión, tuvo un rol protagónico en la visita papal. Le regalaba postales, un póster del Papa y le prometió al joven que lo llevaría en primera fila a la misa que se realizaría con el Pontífice.
Empezó como un juego
La amistad tomó confianza, recuerda AVM. Pasados tres meses, el sacerdote inició con juegos de abrazos, cariños.
“Luego comenzó a toquetearme y me hablaba del bien y del mal, de la Iglesia, con esa psicología, ese juego, comenzó a masturbarse frente a mí, tocándome, me decía que lo tocara, que le enseñara, y así continuó un tiempo más, hasta que finalmente un día me violó, me penetró”, narró el hombre.
La situación al parecer transcurrió así un tiempo más, sin precisar bien tanto, la víctima cuenta que el padre seguía haciéndole invitaciones, le compraba comida y recuerda que había otros jóvenes más involucrados.
“Llegó un momento en que la policía, seguro por la denuncia de alguien, llegó al templo una tarde y lo agarraron con los pantalones abajo toqueteándome, a él lo detuvieron y se lo llevaron, pero como era capellán de la Fuerza Pública, lo que él hizo fue pagar dádivas en aquel momento, y el que pagó más fui yo, porque me advirtieron que no tenía que decir nada”, afirmó el hombre.
¿POR QUÉ HASTA HOY?
¿Por qué durante 34 años este hombre no reveló nada sobre la grave denuncia?
Según afirma, hace 8 meses, él fue a visitar la tumba de su padre que se ubica en la Iglesia Votivo Sagrado Corazón de Jesús en San Pedro.
“Al llegar me encuentro con el sacerdote Castillo sentado ahí, yo pensaba que había muerto y esto fue como un resurgir de todo lo que viví, y lo encaré y le reclamé lo que me había hecho”, explica.
Su enojo le llevó hasta el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) donde trató de interponer la denuncia, pero le indicaron que no procedía por el tiempo transcurrido ya que estaba prescrita.
“Luego de esto el padre Castillo me llamó a varias reuniones porque él no quería que esto saliera a la luz pública y decía que me iba a ayudar en la parte psicológica y en todo lo que yo perdí durante años”, indicó.
Sin embargo, a pesar de que el cura se comprometió a resarcir el daño causado, este incumple su palabra, lo que hace que AVM presente una denuncia ante la Curia Metropolitana.
SIN RESPUESTA
La denuncia, de la cual DIARIO EXTRA tiene copia, está dirigida al padre Castillo y con copia al arzobispo de San José, José Rafael Quirós Quirós, al padre Daniel Francisco Blanco Méndez, vicario general, y al cura Fernando Muñoz Mora.
El hombre afirma que el padre Blanco le informó en un primer momento que el caso iba para un tribunal en el Vaticano. De monseñor Quirós no ha obtenido ninguna respuesta.
Lo último que le indicaron es que el padre Muñoz le iba a dar un “tratamiento psicológico”.
Este miércoles, antes de visitar las instalaciones del Grupo Extra, AVM se entrevistó con Muñoz.
“Imagínese, me dice que él es psicólogo y que me va a dar tratamiento, un cura curando lo que otro hizo, son amigos y de la misma época, o sea la Iglesia quiere tapar todo esto”, insistió.
NO HA PEDIDO DINERO
AVM insiste que no está pidiendo dinero a la Iglesia ni extorsionándola. “Yo no estoy loco y para plantear una denuncia de este tipo sé lo que estoy haciendo y esto no sólo me pasó a mí, sino a muchas personas, no tengo por qué haber sido marcado toda mi vida por lo que hizo un sacerdote y la Iglesia debe responder por esta situación, tiene que resarcir este daño”, enfatizó.
El hombre en su denuncia a la curia pide una disculpa pública de la Iglesia Católica costarricense.
IGLESIA RESPONDE
El Periódico de Más Venta en Costa Rica intentó obtener una reacción del padre Blanco, sin embargo las gestiones ante la curia y los encargados de prensa no dieron resultados.
Horas más tarde, en su página de Facebook se colocó un comunicado de prensa firmado por el sacerdote Blanco en que se señala que la Iglesia “inició el proceso canónico sobre el padre denunciado y ante las instancias correspondientes, procurando en todo momento clarificar las acusaciones con exactitud y celeridad”.
Explica que el sacerdote Castillo es hoy un adulto mayor de avanzada edad, que no ejerce el cargo pastoral, tiene una precaria salud y reside en un albergue para adultos mayores.
“El ser violado por otro hombre y más aún por un sacerdote es como llevar una enfermedad, es una situación que mental y espiritualmente te marca, ha sido una vergüenza para mí, he guardado esta amargura por años, me ha dolido toda mi vida y he pensado en el suicidio muchas veces”, concluyó el denunciante.
PERIODISTA: Bharley Quirós Navarro
EMAIL: [email protected]
Jueves 13 Julio, 2017
HORA: 12:00 AM
SIGUIENTE NOTICIA