La productividad deficitaria del arroz
Michael Stiles*
¿Por qué el precio nacional de la clase de arroz más vendida es caro por un arroz de calidad inferior en que 20% de los granos son quebrados? La respuesta radica en gran parte en la productividad del régimen del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) que se puede apreciar cuando comparan el modelo nacional con otro modelo a nivel de detalle como la Universidad de Arkansas.
Los costos de la producción nacional de arroz son más que el de Arkansas, en que los estándares nacionales incluyen pasos adicionales de labranza, fertilizante y plaguicida; operaciones mecanizadas dos veces o más costosos y un 20% de ganancia incluido, entre otros factores. Los estándares de Arkansas incluyen costos que no hay en los costos del MEIC por ¢248 mil o 20% de los costos nacionales por hectárea para la irrigación y el secado del arroz, pero el resto de los costos son menos porque, entre otras prácticas, generalmente tiene una rotación con otros cultivos como soya, gestión familiar y manejo preciso. Por ejemplo, antes de aplicar el fertilizante se prueban los suelos para la cantidad exacta que se requiere para la variedad de arroz y tipo de suelo en consideración del nitrógeno disponible que depositan la soya y otras fuentes.
Después de 1983, los productores de Arkansas financian un programa de “fincas de verificación” para la Universidad y productores cooperantes cada año. Los informes anuales de las fincas de verificación mantienen una cronología operacional por cada finca, que incluye la verificación de los gastos, rendimientos, calidades y ventas. En contraste, el Informe Estadístico 2014-15 costarricense indica que los 16 productores más grandes de riego tienen por cada ciclo costos y rendimientos que son presupuestados entre otras causas para numerosos administradores, trabajadores, vehículos y un estándar de rendimiento que esperamos exceder por una tonelada en un sistema de riego. El resultado es que cada finca puede tener ganancias por más de ¢200 millones cada ciclo, sin incluir los costos presupuestados y no aptos.
El rendimiento presupuestado de la Universidad de Arkansas es de 9,1 toneladas por hectárea en comparación con 4,3 toneladas presupuestado del MEIC.
El conjunto de los estándares de los costos y rendimientos como “la productividad relativa” dan como resultado que los costos de producción nacional por tonelada son 2,9 veces al Arkansas o 2,4 veces cuando se cree un rendimiento de 5,2 toneladas en 2018. Sin embargo, los costos, sin aranceles, de “nacionalización” del arroz importado provee un colchón.
Uno de los intentos para descreditar la productividad actual de otros países es el reclamo contra los “subsidios” del programa de los EE.UU. por el manejo de riesgo de los precios bajos del arroz, pero el precio de referencia es la mitad del precio costarricense por tonelada del arroz en cáscara y la diferencia entre esta suma y el promedio de precios actuales por 12 meses es sujeta a revisiones descendentes y pagadas después. Los informes de Arkansas del 2014 y 2015 de las “fincas de verificación” indican que los promedios actuales de los costos de producción y la venta por tonelada son 32,5% y 47,9% de los costos y precios garantizados por los consumidores costarricenses. Similarmente, el reclamo contra los arroceros uruguayos es por un fideicomiso (Decreto No. 366/2016) financiado por retenciones del 3% de las exportaciones de arroz. También, puede notar que el margen uruguayo por hectárea de ¢126 mil en 2016-17 es la mitad del margen nacional.
El experto brasileño, Ing. Emerson Moráis, ha declarado recientemente en Nicaragua que los productores de arroz pueden ver “llegar un día en que no se va a poder sembrar arroz”, porque el cultivo continuo es insostenible con respecto de las plagas, malezas, suelos y rendimientos. Sin embargo, las garantías de los precios altos del arroz inhiben a agricultores nacionales de salir la seguridad financiera de producción arrocera continua o suelos y terrenos marginales.
El régimen del arroz del MEIC promueve las siembras con las garantías, pero generará varios síntomas y distorsiones a consecuencia de la productividad baja y los estándares peculiares. Dado que la productividad de las cosechas nacionales es menos de la mitad de otros países americanos que exportan una parte conspicua de su producción, los consumidores pagan el precio de productividad deficitaria asignado por el régimen del MEIC.
*Empresario turístico
