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Opinión

¿Y usted qué haría?

Editorial

¿Pagar el boleto al estadio qué derechos le da al aficionado? Se ha detenido a pensar un minuto en la respuesta…

Todos o la gran mayoría de amantes al fútbol han pagado una entrada por lo menos una vez para apoyar al equipo del que es hincha, pero muchas veces lejos de animar a su escuadra se vuelve en contra por la forma en la que actúa. No hay que ir muy lejos. A la Liga jornadas atrás le sancionaron con un partido el estadio por el lanzamiento de objetos a la gramilla. El Rosabal Cordero de Herediano ha sido penalizado por la mala conducta de sus seguidores, lo mismo que el Ricardo Saprissa, el Fello Meza y otros escenarios en los que se disputan partidos de la primera división. Sin tomar en cuenta la multa económica que han tenido que cancelar solo porque los aficionados creyeron que con pagar el boleto tenían derecho de lanzar monedas, vasos o cuanto objeto tuvieran a su alcance.

Es obligatorio hacer un paréntesis en este punto porque a veces los mismos clubes son permisivos con sus aficionados, llámese barras organizadas, que en la mayoría de acontecimientos que ocurren en los estadios están presentes con la complicidad del equipo local.

El aficionado común es más dado a otro tipo de conducta, que tampoco le da el derecho al cancelar su entrada, que son los insultos a los jugadores. En este punto nace este editorial, por la situación compleja que vivió el manudo José Guillermo Ortiz el domingo, en el partido ante Universidad de Costa Rica. Los aficionados se metieron con él con todo tipo de insultos desde que salió a calentar.

La raíz de los insultos estuvo en que días atrás se filtró la noticia que Ortiz firmaría con el Herediano para el próximo torneo. Eso dio pie para que los aficionados presentes en ese partido lo acribillaran con insultos y silbidos, al punto que sacaron de desconcentración al delantero.

Para Ortiz el partido desde el minuto uno fue una pesadilla de la que no pudo escapar. El vaso de la paciencia se fue llenando hasta que se rebalsó y el jugador reaccionó de una manera que no es correcta. Se volvió a las gradas y de acuerdo con las tomas de televisión se lee que dice “hijue…”, aparte de otros ademanes que hizo.

Por supuesto que Ortiz se equivoca al meterse con la afición que un torneo atrás gritó sus goles, que tiempo atrás lo idolatraba por su manera de jugar, por sudar la camiseta, por su humildad y otro montón de cualidades que tiene el futbolista. Pero se equivocó y ese lunar no se lo puede quitar.

Tampoco se trata de justificar a nadie, porque las dos partes estuvieron mal en su accionar. Los aficionados, por un lado, porque al comprar la entrada en su reverso no dice que tienen derecho de insultar a los jugadores y menos los de su propio equipo, no tienen derecho de meterse con su madre que está en la casa tranquila, con su religión, creencias, raza, etc. Y Ortiz porque no es la manera de decirle a la gente que no está de acuerdo con su conducta, para eso hay otras formas más elegantes.

De ahí la pregunta en el título: ¿Y usted qué haría? De seguro nadie se pone a pensar en eso hasta que está en esos zapatos. Ortiz posiblemente tampoco hasta que lo vivió y reaccionó de esa manera.

Apunta el dicho que “nadie escarmienta por cabeza ajena”. Pero esa mancha le puede costar a José Guillermo Ortiz los meses de contrato que tiene con Alajuelense. Le puede costar su trabajo, castigo que está valorando la directiva del equipo manudo. ¿Y a la afición qué castigo le corresponde cuando perjudica a su equipo por una mala conducta? ¿O qué castigo le corresponde por insultar todo el tiempo a un jugador de su mismo equipo?

Reiteramos que no justificamos el accionar de nadie, tanto la afición se equivoca como el futbolista, que perdió la cabeza. En fin, el fútbol seguirá siendo fútbol y la afición seguirá siendo tan necesaria para que el balompié no pierda su brillo.

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Miércoles 14 Septiembre, 2016

HORA: 12:00 AM

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