El delantero Ariel Rodríguez tiene una fórmula para mantener su efectividad frente al marco: creerse el mejor futbolista del mundo. En poco tiempo se convirtió en el atacante más efectivo del Bangkok Glass F.C. de la liga tailandesa y antes de eso era el goleador del Deportivo Saprissa.
Rodríguez se recupera de una lesión que lo dejó fuera de la Selección Nacional y mañana viaja a Tailandia para sumarse a su plantel.
Regresa con la mentalidad de seguir marcando goles y mantener el nivel de juego para dar el salto a una mejor liga, sea en Europa o en el mismo continente asiático, en China o Japón.
¿Qué nos puede contar de la liga tailandesa?
- Es una liga competitiva, buena, no es lo que la gente piensa. Tiene una infraestructura muy buena, los estadios son muy lindos, la ropa es buena, la alimentación y el cuido que les dan a los jugadores, todo eso es de un alto nivel. En Tailandia hay muchos extranjeros, la mayoría con salarios muy altos. A Tailandia llevan extranjeros que marcan la diferencia, como brasileños, españoles, eslovacos, de muchas nacionalidades. Los tailandeses son buenos jugadores, técnicos, rápidos, quizás lo que les cuesta es un poco el orden táctico, pero la liga es muy competitiva, de los 18 equipos unos 14 siempre están peleando por el título.
De este lado del mundo el fútbol se vive con mucha pasión. ¿Cómo es el aficionado tailandés?
- Allá también se vive con mucha pasión. Lo que pasa es que ellos siempre apoyan a su equipo, gane o pierda. Hemos perdido un partido y no podemos salir del camerino porque la gente lo está esperando a uno para saludarlo, tomarse fotos; ganemos o perdamos es lo mismo. Obviamente se molestan, pero vivieron, botaron el estrés y cuando termina el partido ganemos o perdamos hay que ir donde la afición porque nos canta y hay que ir donde la afición contraria porque también nos canta y aplaude su trabajo. Aquí se vive más de lo normal del fútbol porque acá los liguistas jamás le van a cantar al Saprissa y los morados tampoco después de un partido.
¿Es lo que se esperaba?
- Obviamente llevaba dudas porque uno no conoce, piensa cómo será. Vi videos pero no es lo mismo. Cuando empecé a entrenar me costó porque son muy rápidos, juegan a un toque y no se complican. Después me fui adaptando rápido y gracias a Dios siento que soy uno más de la liga tailandesa.
¿A qué atribuye que le estén saliendo las cosas tan bien?
- Primero que nada Dios me ha ayudado bastante, me ha dado sabiduría para estar allá y mucho del fútbol está en la cabeza. Tal vez no sea el más bueno del mundo pero cuando entro a la cancha me creo que soy el mejor del mundo, siempre trato de esforzarme al máximo. Cuando entro a la cancha siempre me digo que soy el mejor y eso ayuda mucho porque uno se automotiva.
¿Cómo te ha ido con el tema cultural?
- Al principio fue un poco difícil, obviamente, no les puedo decir que llegué a Tailandia y ya sabía hablar tailandés. Sabía un poco de inglés y eso me ayudó un poquito. No hablo inglés perfecto pero me puedo comunicar. Los tailandeses son personas muy amables, siempre le están brindando una mano y eso es importante. Siempre le quieren ayudar a usted para que le vaya bien en la vida.
¿Cómo es movilizarse, buscar alimentos y ese tipo de necesidades básicas?
- Vivo en el corazón de la ciudad, en Bangkok, en un condominio muy bonito, muy cómodo, tiene todas las facilidades para mis hijas para que se diviertan, tiene piscina, play, tiene todo. El condominio donde vivimos tiene un automóvil que lo lleva a la terminal donde sale el tren aéreo, estamos a unos 300 metros de la terminal. Y la línea del tren de ese lugar lo pasa por todos los centros comerciales, cada parada está a un minuto. Encuentro todo tipo de comida, lo único que no encuentro es salsa inglesa.
¿Cómo es la comunicación con los compañeros tailandeses?
- El tailandés es muy difícil, pero dentro de la cancha uno se comunica con lo básico. Muchos hablan inglés, entonces se facilita. A ellos les enseño español, ellos me enseñan tailandés, otros inglés, es bonito vivir todo eso porque me ayuda a crecer como persona. También convivo con otras culturas porque tengo un compañero que es de Australia, otro español, uno de Macedonia, entre otros.
