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Opinión

¿Cinco años de poder?... ¿Para qué?

Editorial

La reforma de ley que pretenden impulsar 17 diputados del actual Congreso para que los puestos políticos de elección popular pasen de cuatro a cinco años, parece una verdadera locura, y más cuando el país va como el cangrejo.  

Si bien otras naciones del mundo tienen periodos de gobierno por quinquenios, lo cierto es que la estructura nacional no está para tales gestiones y menos que la población sufre un descontento histórico con los partidos políticos, sus agremiados y su representación. 

Muy salido de la manga el bendito proyecto, ¿a quiénes se les ocurre que en medio de la apatía que embarga a los ciudadanos por la pésima gestión de los gobiernos, podría valorarse esta idea?

Bueno, hay diputados que apoyan esta reforma y además el tema de reelección en periodos consecutivos, asunto que estaría lejos de materializarse si lo sometieran a escrutinio público. Sobradas son las razones para sentir más bien malestar. 

Lo cierto es que primero hay que ponerse a trabajar para rendir con creces en los cuatro años que demanda la Constitución, y no ponerse a pensar cómo y cuándo podrán recetarse un año más de poder. Con el actual periodo algunos apenas salen con la tarea, y hay quienes solo llegan para calentar la silla. 

El país no necesita repensar esas posibilidades por el momento, cuando es evidente que en cuatro años el avance resulta insatisfactorio, para no decir poco. Además hay que sumar la mala imagen que tienen los legisladores, los alcaldes y hasta los presidentes de un tiempo para acá. 

Los costarricenses estamos tratando de salir adelante con lo que hay para que un grupo crea que la pomada canaria para arreglar el país es darse un añito más de privilegios, salarios, carritos, dietas, viajes, viáticos, celulares y mucho más que sale de la bolsa del pueblo. 

Si nos podemos a promediar entre lo que perciben los señores y señoras elegidos para puestos públicos versus lo que producen, de aseguro tendríamos que pasarles factura o estados de cuentas por cobrar. 

Para hacer un cambio de tal calibre hay que comenzar por reformar el reglamento de la Asamblea Legislativa. Está demostrado que urgen modificaciones para lograr más celeridad, eficiencia y eficacia, pues hoy es un instrumento que más bien se presta a la ingobernabilidad, un arma de doble filo de uso de muchos congresistas que les gusta paralizar los temas importantes. 

Bien lo dijo el politólogo Sergio Araya “El tema más que de extensión es de eficiencia. Los cuatro años se dicen que son insuficientes, porque el primer año se invierte en conocer el sistema que se está rigiendo, los otros dos son los que deberían ser más productivos, y en el último prácticamente se está en el periodo electoral. Lo importante es que hay otra serie de factores para que en el periodo actualmente establecido no se estén logrando grandes resultados”

Araya sostiene que este tipo de reformas deberían presentarse de forma integral, incluyendo la posibilidad de aplicar la revocatoria del mandato, es decir, que mediante una consulta popular los ciudadanos puedan quitarlos del puesto. 

Los cinco años de poder requieren de un cambio de mentalidad de quienes lo ejerzan, pues hoy vemos a pocos realmente comprometidos con el progreso y el bienestar. Vemos a otros que terminan más ricos, más influyentes de lo que un día hubiesen gestado por cuenta propia. 

No se trata de herir o lastimar, es que de verdad un alto porcentaje de los funcionarios de elección popular llega a jugarse el chance, bien lo dice el dicho “cría fama y échate a dormir”

Acá a menos que sea algo de otro mundo, los costarricenses estaríamos dispuestos a dar el visto bueno a la reelección y por algo eso nunca se ha sometido a consulta popular. 

No hay que tener bola de cristal para entender que esa es la propuesta de los políticos, para los políticos y por los políticos, y no la de un pueblo que insiste en decirle a estos señores y señoras que no están contentos. Por eso es que más de uno se da el tupé de decir que las encuestas carecen de credibilidad y sustento. 

¿Quién dice que con un año más de gestión les va a dar tiempo de cumplir las promesas de campaña?, ¿quién dice que con doce meses más que quieren recetarse van a dar la talla?, ¿quién dice que la fórmula de otras latitudes es la justa para Costa Rica, si antes no somos capaces de rendir en nuestra propia receta?

Qué difícil darle rienda suelta a una idea que se desmorona por si sola y que hoy más bien representa un insulto para el electorado, ya después de las promesas de cambio que todos hacen, lo que la gente desea es reducirlos de 4 a 2 años, para que la agonía no sea tan larga. 

No se trata de un berrinche momentáneo, es el sentimiento que embarga al pueblo tras las últimas administraciones sin temor a equivocarse. Qué dicha que los ticos podemos ejercer libremente en democracia y posiblemente estas ocurrencias no pueden encontrar asidero tan fácilmente. 

Hagamos una cosita, primero cumplan durante los cuatro años que ya les dieron y como dicen el dicho: “viendo el payaso y soltando la risa”.

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Sábado 28 Mayo, 2016

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