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Opinión

Vanidades resquebrajan a los sindicatos

Editorial

Más que contundente y preocupante, el movimiento sindical nacional en pleno está sufriendo una crisis y muestra de ello son las tres marchas acontecidas durante los días 26, 27 de abril y 1° de mayo, que mostraron gremios divididos, celos mediáticos y revanchas.

¿Por qué? Es una pregunta que a primera instancia puede responderse, los líderes de las agrupaciones parecen estar más preocupados por su imagen que ocupados en temas de interés nacional.

Con todo respeto, eso no lo decimos acá, lo manifiestan muchos agremiados de los diferentes bloques como ANEP, Bussco y ahora APSE, que parece no pueden verse en la misma protesta, pues aquello es como un pleito de gatos.

No puede taparse el sol con un dedo, eso de pelearse las aceras, las esquinas, y hasta la calle en una marcha de trabajadores deja mucho qué desear.

No es congruente que grupos reconocidos con dirigentes de trayectoria, pero además que representan a muchos costarricenses, se cierren a la realidad por razones infundadas. 

Hay una frase clara “divide y vencerás” y eso fue lo que les ocurrió a los sindicatos, pues en los últimos dos años la fragmentación es evidente, pero más que eso dañina.

No se han obtenido, al menos durante 2015 y 2016, resultados de los movimientos sociales que sean dignos de admirar, y hablamos de esas maratónicas protestas en la calle. Esas que de verdad traen beneficios a todos, no a unos cuantos.

La Reforma Procesal Laboral fue un logro, por aquello, que se gestó desde años atrás y al fin se obtuvo, pero no fueron esas jornadas las que pudieran adjudicarse el triunfo a favor de los trabajadores. Y traemos esto a colación pues no falta quien quiera ponerse las medallas.

Es inentendible que estos grupos se muestren positivos ante los resultados de las salidas a las calles, cuando en realidad no se ha logrado nada; los representados se sienten en un limbo.

Jamás deponer una huelga para sentarse a la mesa con el Gobierno y salir sin acuerdos puede ser visto con triunfalismo. 

Hoy con toda razón parte de los trabajadores que participaron en esas actividades está pidiendo a los líderes que digan con puntos y comas los logros de esa negociación. Y de seguro seguirán esperándolos... 

Salir a las calles a marchar pacíficamente, con pancartas y de alguna forma disminuir el servicio público, debe de acuerdo con la sensatez, tener un objetivo claro y alcanzable; de lo contrario el efecto es mínimo, para no decir nulo. 

Hay que ser sinceros: podría convertirse aquello en cuchillo para el propio cuello, pues el resto de personas que no intervienen en esas marchas se siente irrespetado, lo que descarta cualquier apoyo.

Unirse a la manifestación va más allá de perder el día, los sindicatos deben replantearse cada acción, pues de lo contrario será como Pedrito y El Lobo, o como dicen popularmente “mucho ring ring y nada de helados”. 

Las luchas sociales se ganan con unión, con diálogo. No son ustedes, señores líderes sindicales, los que han dado por años cátedra de cómo negociar, pero ahora les toca a ustedes mostrase así ante su gente.

No es posible que el 1° de mayo hasta en bloques aparte llegaron a la Asamblea Legislativa, dando muestra de discordia, también de debilidad y resquebrajamiento.

Además, ¿adónde estaban las figuras que no se vieron caminando con los asistentes durante todo el recorrido, donde están cargando pancartas y dando el ejemplo? Así de lejos no funciona. 

La división les hace daño a los trabajadores y eso trasciende cualquier problema personal que exista entre líderes de los diferentes bloques o entre miembros de los mismos grupos. 

Al fin y al cabo los intereses que deben primar en este tipo de agrupaciones no son los de sus dirigentes sino de sus agremiados, quienes en cada elección interna deciden darles un voto, un apoyo, pero eso tiene sí o sí que verse recíproco.

Esas peleas entre sindicatos no auguran nada bueno, los expertos ya miran con interés lo que acontece, pero más allá de ser objeto de análisis y estudio, la pérdida de credibilidad de los trabajadores tiene un costo muy alto.

Señores, o ponen las barbas en remojo o pronto verán el reclamo masivo de sus representados ante la falta de resultados.

Bien lo dijo Winston Churchill: “El pueblo encontrará muy difícil mirar a los líderes que mantienen sus oídos hacia el suelo”.

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Martes 03 Mayo, 2016

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