El plan de manejo del humedal nacional Térraba-Sierpe
Jose Pablo Méndez, Mag.* / [email protected]
Los humedales figuran entre los ecosistemas más productivos del mundo. Ellos son elementos imprescindibles de la biodiversidad, proporcionando el agua y la productividad primaria para un gran número de especies y seres humanos que dependen de ellos para su seguridad alimenticia y medios de vida. Ellos mantienen altas concentraciones de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, peces y son también importantes depósitos de material fitogenético, además de su función reguladora del régimen hidrológico y climático de vastos territorios.
Por lo anterior, la importancia de proteger los complejos de humedales es una de las prioridades ambientales a nivel planetario. En gran medida, este avance, se debe a los criterios básicos de uso sostenible desarrollados y potenciados por la Convención sobre los Humedales Ramsar (1971).
Costa Rica, país signatario de Ramsar desde 1990, se comprometió a trabajar con la misión de potenciar “la conservación y el uso racional de los humedales”. El régimen especial de protección y uso de los recursos de los humedales Ramsar son particulares a las disposiciones elaboradas para cada país.
El compromiso de Costa Rica, en términos de protección del ambiente no pasó desapercibido. De hecho, esa responsabilidad se ha materializado en el desarrollo de una serie de herramientas para el cumplimiento de la Convención Ramsar, elaboradas desde el Ministerio de Ambiente (Minae).
El Plan de Manejo del Humedal Nacional Térraba Sierpe (Decreto Ejecutivo Nº 37986-MINAE), es un ejemplo de esas herramientas técnicas que establece el enfoque de la gestión y objetivos, así como un marco para la toma de decisiones, que se aplican en particular para esta área protegida de interés internacional ubicada en el cantón de Osa, Pacífico sur del país.
En el plan se postulan una serie de programas definidos como las acciones concretas para alcanzar los elementos estratégicos de sostenibilidad del sitio y desarrollo local. Asimismo, previene o mitiga algunos de los factores de contaminación mencionados con mucha frecuencia, como resultado de la actividad agroindustrial, la caza, la desordenada carga recreativa, la sobreexplotación de los recursos pesqueros, la ganadería, la tala en las zonas boscosas de interés hídrico.
Sin embargo, posee grandes limitaciones económicas para acompañar de manera adecuada este proceso de implementación de las actividades de manejo y conservación y por lo tanto, no darán el efecto práctico deseado.
La cuestión es a la vez emblemática y paradójica, ¿Cómo el país puede catrinearse de ecológico, sin poner un dólar, para la tela del traje?
Estas cuestiones llevan a realizar una retrospectiva sobre el papel de los humedales en las políticas de planificación de los espacios naturales de Costa Rica y permiten señalar la urgencia de su inclusión en los esquemas de financiamiento, con el objetivo de reforzar y mejorar la estructura de administración eficiente.
El Plan de Manejo, con el nivel necesario de financiación, así como el trabajo de seguimiento técnico ayudará a desarrollar y mejorar el marco de programas de acción efectivos frente a la actual y constante evolución de las muchas y variadas cuestiones de conservación y uso sostenible de los recursos naturales de este ecosistema único.
La voluntad política debe ser traducida en financiación pública adecuada, teniendo en cuenta que la planificación ambiental relativa debe llevarse a cabo con un instrumento que concuerde en su conjunto, con la Costa Rica, esencial o sin ingredientes artificiales, que se promociona mundialmente, como destino de alta biodiversidad, solidario y sostenible.
* Gestión socioambiental
