Sobreviviente
Marcela Chacón
Laura G. es una de mis heroínas de carne y hueso. Al igual que otros de mis amigos, le ganó la lucha al cáncer y es una inspiradora sobreviviente que comparte sus experiencias de esos días. Han pasado más de diez años desde que le fue detectado el cáncer de mama y hoy le sonríe a la vida y comparte sus vivencias en un esfuerzo por que otras personas que atraviesan ese desierto hagan acopio de valor y salgan adelante.
El trayecto estuvo colmado de dificultades y miedo y así lo confiesa. ¿Cómo no estar aterrorizada al conocer tan angustiante diagnóstico? ¿De qué manera regresar a casa al salir de la consulta médica y tratar de transmitir a tus hijos un mensaje creíble de que no vas a engrosar las estadísticas de muerte? ¿Qué será lo que me espera? Eran tan solo algunas de las preguntas que atravesaron su mente en ese momento.
Los días se sucedieron con rapidez y la temible fecha se acercó a pasos acelerados. Cada vuelta a las páginas del calendario tenía la capacidad de desatar el nerviosismo y cada nueva noche implicaba que el tiempo se acortaba, hasta que finalmente no hubo que esperar más y salió hacia el hospital llena de dudas y miedo, pero con el apoyo de su familia y una inquebrantable fe.
Al despertar de la cirugía, supo que esa parte de su cuerpo ya no estaba y a pesar de sus esfuerzos por contener el llanto, una lágrima traicionera se deslizó por su mejilla izquierda. No había visto su desnudez frente al espejo, pero la punzada en su pecho le recordaba lo que acababa de suceder.
Aquella herida física fue cicatrizando a mayor velocidad de lo que lo hacía la herida mental. Sin embargo, revivía y le hacía sentir su presencia silenciosa durante las 12 horas continuas en las que recibía sus tratamientos de quimioterapia, cuando el médico marcó en su cuerpo varios puntos donde se aplicarían 34 sesiones de radiación y cuando al pasar los días comenzó por perder el cabello, las cejas y las pestañas, con lo que su reflejo comenzó a devolverle una imagen desconocida hasta entonces que la empequeñecía, sin sospechar que a los ojos de quienes la rodeaban la hacía más grande.
Como Laura, miles de personas superan el cáncer a diario en todo el mundo. Nuestro país cuenta con Oncólogos de gran renombre y gracias a la CCSS los tratamientos están al servicio de todos los costarricenses; lo sé, porque mi padre sufrió cáncer de colon. No pudo ver hacia atrás y celebrar la victoria, pero puede lograrse. Laura es prueba de eso y por ello celebro con ella.
Feliz semana.
