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Opinión

El eterno problema de la sobrepoblación carcelaria

Ramón Lamboglia Castillo*

En varias ocasiones he publicado artículos en diferentes medios acerca de la sobrepoblación carcelaria y nunca hemos encontrado eco a nuestras advertencias. Nuestras cárceles no tienen nada que envidiarles a las sórdidas y crueles cárceles de los días de la “Santa” Inquisición.

 

Según informes brindados por el Ministerio de Justicia, el hacinamiento en las cárceles ticas es un 51% y así todavía pretendemos que sean lugares donde el privado de libertad cambie, se regenere y se convierta en un ciudadano útil y que no constituya ningún peligro para la sociedad.

 

En algunos recintos carcelarios se presentan cifras de hacinamiento hasta de un 101% de sobrepoblación. Se calcula que más de 10.860 privados de libertad viven en condiciones infrahumanas. Por ejemplo, en el pabellón C de mediana seguridad abierta hay tal insuficiencia de servicios sanitarios que se generan largas colas y hasta peleas que en algunos casos terminan en muertes. 

 

En este pabellón hay 200 reos que cuentan con tan solo seis servicios de hueco, los reos tienen que hacer sus necesidades a la vista de todos los demás, en un espacio insano y maloliente, y donde a veces no hay ni siquiera papel higiénico. Estos presos duermen en colchones de espuma tendidos en el sucio piso de la celda y apretados entre asquerosas ratas, y cuando llueve fuerte las letrinas se rebosan y los excrementos y orines se esparcen por todas las celdas.

 

Este tema pareciera que no tiene solución o que ni siquiera tratan de encontrarla. Por un lado los excesivos trámites burocráticos y la desidia dificultan encontrar soluciones a este grave problema. Nuestras cárceles son verdaderos centros de corrupción, ya que mezclan delincuentes primarios que cometieron delitos leves con delincuentes ya curtidos en las cárceles que muchas veces los torturan y hasta los violan.

 

Es denigrante y cruel que mientras hay políticos que se roban millones de dólares del Tesoro Nacional que nos pertenecen a todos y andan libres gastando el dinero mal habido, al joven Bryan Calderón Solano, de 21 años, por robarse 7 Picaritas en una pulpería en El Bosque de San Rafael de Oreamuno, Cartago, lo condenaran a 3 años y 4 meses de prisión. Actualmente está en la cárcel La Marina de San Carlos, su abogada defensora le dijo que aceptara los cargos y así lo hizo, y por eso fue condenado. En este caso es mejor decir: “No me defiendas, comadre”.

 

Les pido a mis amigos abogados que lleguen a un arreglo con la dueña de la pulpería, ya que ella estaba dispuesta a conciliar y saquen a este pobre muchacho de la cárcel, cuya desmesurada sentencia es algo que va contra los principios más elementales de humanidad. Constantemente vemos que individuos que cometen faltas graves y que hasta han sido acusados de narcotráfico son puestos en libertad por un mero tecnicismo o por un buen fajo de billetes de los que hace el Tío Sam.

 

Todos sabemos que tenemos una sobrepoblación total de más de 3.281, cada mes ingresan unos 250 nuevos privados de libertad y que como siempre hay gente interesada en “ayudar” para que se construyan nuevas cárceles a un costo aproximado de ¢155.000 millones, donde habría millones en “coimas”, en “asesorías” y “estudios”. 

 

Si se acondicionara la isla de San Lucas, que podría albergar un centro penal moderno como el de las Islas Marías en Nayarit, México, donde conviven más de 13 mil reos que también son llamados “colonos” con sus familias y hay grandes empresas de ganadería y de agricultura que permiten que el privado de libertad trabaje en ellas, y existen bancos, escuelas, colegios, cine y diferentes tipos de entretenimiento que les hacen la vida más llevadera.

 

Gregorio Venegas, exdirector del penal de San Lucas y quien es actualmente subdirector en La Reforma, sostiene que fue un gran error clausurar esta colonia penal y no vacila en recomendar que se reabra la isla de San Lucas como colonia penal, ya que ofrece muchas ventajas: mide un poco más de 500 hectáreas, hay ya cierta cantidad de infraestructura que se puede volver a usar y además no se necesitarían tantos vigilantes, ya que las corrientes vecinas y la abundancia de tiburones no permiten fugas, ni nada parecido.

 

Se ha hablado mucho de establecer un centro turístico y otros planes descabellados en la isla, y yo me pregunto: ¿No será que hay unos tagarotes neoliberales o un grupo de políticos que estén planeando adueñarse de esta bella isla?

 

*Presidente de la Asociación de Reservistas

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Miércoles 02 Septiembre, 2015

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