La ley es para todos, nadie está exento
Editorial
La ley no deja a nadie por fuera, cada uno de los habitantes de este país tiene las mismas reglas claras y marcadas, y en materia de tránsito ninguna persona queda exenta.
Desde el que se pone detrás del volante hasta el peatón deben ser responsables de cumplir los artículos de la legislación que nos rige para mantener el orden en las carreteras, sin embargo cada fin de semana tienen lugar más imprudencias que desgraciadamente terminan con familias llorando a un ser querido.
Solo el pasado fin de semana se reportaron seis muertes en nuestras vías, en todas los casos mediaron las imprudencias, y lo peor del caso es que ninguna región del país se libra de estas trágicas noticias, pues los decesos se registraron desde el Valle Central hasta la Zona Sur.
Claramente nadie sale a la calle con la intención de morir o matar mientras conduce, camina por una acera, se monta en bicicleta o motocicleta, pero los descuidos que ya vemos como muy comunes son los que dejan el pavimento manchado de sangre.
Con el simple hecho que un conductor sin licencia gire su mano derecha para arrancar un carro y posteriormente pise el acelerador ya cayó en la cifra de irresponsables que arriesgan no solo su vida sino la de cada uno de los que salen a la calle caminando o en su vehículo.
Así quedó demostrado el sábado y domingo, pues según datos de la Policía de Tránsito, en cinco de las muertes los “pilotos” ni siquiera tenían el documento que les permite manejar; es decir, esos casos pudieron evitarse si tan solo se hubiera respetado algo tan básico como no manejar sin licencia.
Cinco familias llorando por personas tercas que prefirieron desafiar la ley y enfrentar a la muerte, sin importar lo que pudiera pasar mientras caminaban por esa cuerda floja que decidieron recorrer con la mala decisión que tomaron.
Ni que decir de los que se meten los traguitos y jugando de muy machos conducen de regreso a sus casas, donde sus seres queridos los esperan, pero desgraciadamente su condición los manda directo a la tumba, sin margen de reacción ni tiempo de arrepentirse.
La ley no defiende ni ampara a nadie, pero sí debe sancionar, y fuerte, a quienes la violenten, por eso los peatones que no respeten cada uno de sus artículos, que los valoran como elementos en las vías, también deben pagar por eso.
Mucho se ha dicho de quienes practican deportes generalmente los fines de semana, actividades que son sanas y dignas de imitar por los jóvenes, pero deben ser un ejemplo en su totalidad y eso hace referencia a que un buen deportista también debe ser buen ciudadano, y un ciudadano responsable cumple las leyes que nos rigen.
El joven ciclista que murió en Ochomogo atropellado por un borracho puso en la palestra un tema de discusión que siempre saca chispas, pues muchos defienden la posición del ciclista y lógicamente nadie defiende al borracho, pero sí salta nuevamente la interrogante de si el deportista también irrespeta la ley.
Las autopistas no tienen sitios para que circulen bicicletas y por ende no deberían circular por esas zonas de alto tránsito, donde la velocidad a la que pasan los carros siempre es mayor a los 80 kilómetros por hora.
De hecho el artículo 119, llamado “Obligaciones de los ciclistas”, deja claro en su inciso ‘e’ que deben “Circular en las vías públicas cuya velocidad permitida no sea igual o mayor a ochenta kilómetros por hora (80 km/h)...”.
Además dentro del marco regulatorio está claro que los pedalistas estarían cometiendo un ilícito, además de desafiar a la muerte, cada vez que se peguen su “ride” por las autopistas Florencio del Castillo, General Cañas, Ruta 27 (San José-Caldera), Ruta 32 (San José-Limón) y Costanera.
Ante este panorama jamás sería positivo culpar por su muerte a un joven que hacía deporte, pues un borracho lo arrolló y tras de eso se dio a la fuga, pero claro está que se pudo evitar este trágico suceso por dos vías.
La primera, que el chofer no se montara tragueado a su carro y la segunda que el ciclista respetara la ley y no pedaleara por la Florencio del Castillo, donde ya de por sí hay bastantes antecedentes similares que incluso han llegado a los tribunales con fallos donde queda en evidencia la violación a la ley con esas acciones.
La ley es para todos, pero muy pocos quieren entenderlo, la mayoría juzga o señala a los demás y no se fija en la que hace, tampoco analiza qué tan buenas son sus acciones, si repercuten de alguna manera en quienes tranquilamente van a sus trabajos o desean llegar a casa para ver a sus familias.
Hace menos de un mes la Policía de Tránsito celebró el primer fin de semana sin muertes durante el 2015, sin embargo esa inestabilidad en carreteras es tan evidente que desde ese fin de semana se dispararon las muertes, contándose no menos de 5 entre sábado y domingo en diferentes puntos del territorio nacional.
La legislación tuvo un giro hace pocos años en la Asamblea Legislativa, pero ese cambio aún no se nota en las carreteras, pues las muertes por exceso de velocidad y detención de decenas de borrachos cada vez que llegan los viernes es un tema de nunca acabar, y lejos de ver ver una mejora, las cifras tienden a subir aceleradamente.
