La patrullera 65-2, que llegó a nuestro país en 1978 y cumplió 15 años de funciones, pasó a ser un museo. Hablamos del Buque Museo Golfo Dulce, el cual se ubica en Golfito, en las antiguas oficinas del ICT, a la par del Ebais.
Este proyecto se logró gracias a la unión de la Federación Costarricense de Pesca (Fecop) y el Servicio Nacional de Guardacostas.
“La idea es educar a la población acerca de cómo proteger la biodiversidad marina. A la vez pueden darse una idea acerca de la labor que realiza este cuerpo policial que pertenece al Ministerio de Seguridad Pública”, manifestó el comisionado Martín Arias, director del Servicio Nacional de Guardacostas.
Dentro de este busque encontrará pinturas del artista argentino Carlos Hiller, quien es especialista en ilustraciones submarinas y además ha decorado algunas áreas del Parque Nacional Isla del Coco.
LA HISTORIA DE LA 65-2
Esta embarcación llegó a nuestro país en 1978 con cinco lanchas más y tuvo como función vigilar los espacios marinos. Fue hecha en los Estados Unidos, es de aluminio y se movía gracias a dos motores alemanes MTU, por lo que alcanzaba una velocidad de 25 nudos, cerca de 45 kilómetros por hora.
Su capacidad era de 8 tripulantes, 4 marineros, incluido el cocinero, un maquinista, un asistente de maquinista, el capitán y su asistente.Se la bautizó “Isla Uvita”. Empezó a servir en Guanacaste, cerca de la frontera con Nicaragua, por la guerra que tenía lugar en ese país, pero luego pasó a Puntarenas y otras estaciones hasta terminar en el Servicio Nacional de Guardacostas de Golfito.
Podía estar en alta mar hasta 15 días a unas 250 millas náuticas. Tenía generador de electricidad, cocina, radio, radar, aire acondicionado y equipo electrónico moderno.
Después de 15 años de funciones se tenía sin usar hasta que se les ocurrió la genial idea de convertir en museo a esta abuelita.
PERIODISTA: Alejandro Fonseca
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Miércoles 26 Agosto, 2015
HORA: 12:00 AM
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