Sábado 18, Mayo 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

El cielo de África

Aurelia Garrido / Página Abierta

Vine a Suráfrica por sus animales, pero fue el cielo quien me cautivó. Estaba apenas bajando el sol sobre los viñedos y campos de peras, cuando desde la ventana del tren vi dos estrellas que brillaban más fuerte de lo que nunca había visto. Parecían ese prendedor de diamante que había visto el día anterior en Ciudad del Cabo. Como buenas turistas, cumplimos todas las excursiones de rigor siendo la última el "City Tour", cuyo punto final fue una suntuosa joyería especializada naturalmente en diamantes. Para mi sorpresa fue la parada del tour que más disfruté.

 

He de aceptar que soy de esas mujeres a las que sí las cautivan los diamantes; su dureza, brillo y elegancia, así como los sentimientos que se han transmitido a través de ellos por siglos. Y esa tarde, tuve el gusto de tener en mis manos por breves minutos unos de los más perfectos brillantes del mundo. Pero ninguna de las piedras de la elegante tienda tenía el kilataje, el brillo y la pureza de los dos diamantes que colgaban esa tarde del cielo. Eran tan bellos que cerré el libro y fijé la mirada en ellos. Caí dormida. Al despertarme me percaté de un sentimiento de plenitud, de cuidado y de paz. Con los ojos aún adormilados, vi al cielo y ahí seguían. Entonces supe que mientras dormía, alguien me habían declarado su perfecto amor, de la forma más galante posible: con un par de diamantes. 

 

¡Qué luna más linda! ¡Qué suerte, haremos safari con luna llena! Esos fueron mis pensamientos al ver que estábamos a dos días de empezar el safari y reportaban que sería una de las lunas llenas más fuertes del año. Luna llena en Capricornio o en Escorpión, no me acuerdo, pero sí recuerdo que dijeron que era fuerte y traía cambios y buenos augurios. Hace rato que eso de la astrología no me importa y había pasado a ser de quiénes tuercen los ojos cuando alguien habla de la influencia de las estrellas en ellos. Pero, como por la boca muere el pez, o bueno en este caso, por el revoloteo de ojos muere la pecesita, esta luna me vino a recordar que sí, que somos parte de un todo, un todo que no entendemos pero con el que estamos conectados y en comunicación.

 

Esa tarde llegamos a Pretoria y luego de cenar caí rendida agotada del viaje en tren de todo el día anterior. Pero, al pasar de las horas, desperté. Ella estaba ahí y quería conversar. Se había infiltrado por las persianas y quería que habláramos, no quería desperdiciar esa única noche que iba a estar en la ciudad. Traté de convencerla de que era tarde y que podíamos hablar en San José, pero ¡qué señora más persistente...! 

 

Nunca había pasado una noche de insomnio tan deliciosa. La luz de la luna me despertaba, yo la veía y me maravillaba de lo bella que era. Luego volvía a dormir y otra vez me despertaba y de nuevo el ciclo. Así pasé toda la madrugada. Cuando amaneció a las 7 de la mañana, me percaté de que curiosamente estaba totalmente descansada aunque había estado en entresueño desde las 2am. Estaba fresca y feliz. Recordaba claramente la persistente luz a través de las persianas que a pesar de estar cerradas no pudieron detener el llamado de la luna. Recordaba que cada vez que me despertaba esa luz, mi cabeza le decía, "Ay ya, déjame dormir" y ella respondía: "Noooo". 

 

No recordé mucho más, pues ese entresueño es siempre confuso, pero sí sé que esa noche ella me conversó.  Sé que fuimos amigas y que intercambiamos cosas muy íntimas. Sé que en alguna parte de mi ser quedaron impregnados sus buenos consejos y, tal y como decía el horóscopo de dudosa reputación en Facebook, esta luna vino a anunciarme que una etapa terminó y otra muy buena está por empezar.  

 

Para cuando llegué a la reserva animal de Kapama en el norte de Suráfrica, ya tenía dos noches de intenso intercambio con los cielos de ese bellísimo país. Yo estaba feliz y agradecida. ¡Qué más podía pedir! Luego de tanto cielo, estaba lista para tierra, para ver los animales, los Cinco Grandes: león, rinoceronte, leopardo, búfalo y elefante. Maravillosas criaturas de Dios que dominan con su tamaño, fuerza, astucia y poderío estas tierras cuna de la humanidad.

 

Y al safari nos fuimos. Qué emocionante experiencia. Nos sorprende una cebra, luego una larga jirafa y un grupo de feos pero tiernos jabalíes. Y luego lo más emocionante... El ranger nos dice que hay un jaguar cerca y empieza la aventura de buscar sus huellas y pistas en el suelo y los arbustos para encontrar el tesoro. Pasan los minutos y solo el rugido del motor pasando por encima de arbustos y cruzando ríos. Cuando en eso, empieza el cielo a hablar otra vez. Ey, ¡acá vinimos por los animales!! Pero el cielo quería hablar.

PERIODISTA:

EMAIL:

Martes 11 Agosto, 2015

HORA: 12:00 AM

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA