Nacido en una tarde lluviosa, en agosto de 1943, este hombre sencillo nos abrió las puertas de su humilde casa en El Cacao de Purires de Turrubares, para contarnos su historia de vida.
Con 72 años y casado ante los fieles ojos de Dios, don Rafael Agüero Agüero nos comentó como el destino le cambió su vida por completo. Trabajador humilde, un verdadero labriego sencillo, recuerda sus años de juventud y cómo empezó a trabajar. “Yo soy pensionado del MOPT, allí trabaje muchos años. Después de pensionado me dediqué a estar aquí en mi casa laborando en el campo, sembrando frijoles, maíz, y de todo lo que tenía para terminar de criar a mis cuatro hijos, tres varones y una mujer y a mi gran esposa Isidora Agüero, siempre con los buenos principios y educación que mis papás me dejaron”.
Entre risas y recuerdos, con ojos vidriosos don Rafa nos contó como un deterioro en la salud de su esposa la llevó lamentablemente a la muerte un 11 de febrero, hace 7 años. “Fue muy difícil, yo estuve con ella hasta el último momento de su vida. Después de la partida realmente la vida para mí fue muy difícil, pero como siempre digo Dios a nadie desampara”.
“VOY A HACER UNA MARIMBA”
Este padre ejemplar, como lo destacan sus cuatro hijos, se logró levantar de la nada y a base de coraje sacó adelante su familia. Lo más curioso es que la gran fortaleza y escape a la soledad de su corazón lo logró llenar con la música y sus trabajos de madera. Sí, así como lo dice Rafita, quien una mañana se levantó y con la unión de sus hijos se puso a tratar de hacer una marimba. La cual poco a poco fue perfeccionando a tal punto que cuando la logró terminar él mismo con la ayuda de sus hijos empezó a sacarle tonadas, hasta que a la fecha empíricamente y con la ayuda de Dios como él nos cuenta, aprendió el oficio de constructor marimbero, con lo cual pudo dar a sus hijos un techo digno para vivir. Pero no todo es felicidad ya que hace unos años la catástrofe tocó a la puerta y un incendio hizo que perdiera su casa, lo único que rescató fue una marimba que con gran nostalgia tuvo que vender para empezar de nuevo.
Con el apoyo de su familia logró salir adelante. Nos relató que en una tarde de tertulia con sus hijos, a los cuales él mismo les enseñó a tocar y a construir marimbas, se le vino la idea de hacer un grupo musical. A pura fuerza de voluntad lo lograron hacer y ya llevan más de 25 años paseando su música por distintas partes del país. Así se han dado a conocer en gran cantidad de pueblos y salones. Uno de sus hijos es el tecladista, su hija se encarga del güiro, mientras su nieto y él tocan la marimba. Hace muchos años se dieron a conocer como Escorpión, pero ahora el grupo se llama Tabaco.
Entre tonadas de buena música nos despedimos de este gentil caballero que enseñó grandes valores a sus hijos y se inspiró en su adorada esposa.
