Evelyn Araya Araya, de 32 años, cerró sus ojos para siempre luego de luchar por mantenerse con vida desde el domingo en la madrugada, cuando sufrió muerte neurológica, pero ayer sus fuerzas no fueron suficientes y falleció.
Ella se convirtió en la segunda víctima de femicidio en Alajuela en lo que va del año.
El domingo pasadas las 11 p.m. Araya y su pareja de apellido Solano discutieron, pero al parecer, como era costumbre, el tono del hombre se elevó al punto que ella, con temor y para evitar una tragedia, salió de la casa y subió las gradas que conducen a la calle principal, pero él la siguió con un arma en la mano.
Cuando llegaron a la vía y sin mediar palabra, él le habría disparado en la sien con un arma calibre 6.35 milímetros.
REGRESA A LA CÁRCEL
Solano estuvo siete años en la cárcel por una tentativa de homicidio y le quedaban tres años para cumplir su pena, sin embargo estaba en libertad condicional.
Empezó con la oportunidad de dormir todos los jueves en un centro de confianza, pero le ampliaron el beneficio y ahora solo se presentaba a firmar.
Durante el tiempo que estuvo encerrado, Araya fue a visitarlo en varias ocasiones porque eran amigos y hasta le llevaba detalles.
Ese cariño creció con el tiempo y cuando él salió fue a buscarla, pero al parecer su carácter no cambió y esta vez no solo intentó sino que mató a una mujer. Por eso la Fiscalía de Alajuela pidió tres meses de prisión preventiva y los jueces aceptaron la solicitud.
¿QUÉ HACÍA EN LA CALLE?
Los familiares de Evelyn se preguntan una y otra vez “¿cómo una persona con los antecedentes que tenía él, de intento de homicidio, anda así de libre por la calle, sin que se fiscalice lo que hace?
¿Cómo es posible que anduviera arma si estaba en un ambiente de confianza, es decir, debía mostrarle al sistema que cambió y ganarse la confianza para estar afuera?”, manifestó Anderson Araya.
DISCUSIONES CONSTANTES
Una de las vecinas que conoció bien a Araya asegura que las discusiones entre ambos eran constantes. "Era algo de todos los días, él la amenazaba y después molesto y gritando salía a la parte de atrás de la casa donde pasa un río y empezaba a disparar al aire y en varias ocasiones él le decía, entre el llanto de los hijos, que la iba a matar".
En ocasiones, según esta vecina, la mujer se veía triste y deprimida, sobre todo después de que el Patronato Nacional de la Infancia le quitó a sus hijos, “ella me decía que se sentía mal y la verdad es que se le notaba”.
“LA TENÍA CONTROLADA”
Evelyn era la mayor de seis hermanos, quienes aseguran que ella nunca les contó nada, pero su actitud desde que Solano salió de la cárcel cambió, al punto que ella ya no conversaba tanto con su familia. “Ella cuando hablaba con nosotros tenía que poner su teléfono en altavoz para que él escuchara lo que que hablábamos”, comentó Susana Araya, de 29.
Mabel Araya, de 26, una de las gemelas, agregó: “Él la obligó a eliminar sus servicios de mensajería y hasta su Facebook porque no le permitía tener contacto con nadie y mucho menos asistir a reuniones familiares o de amigos”.
Randall Aguirre, esposo de Mabel, manifestó que “bastaba una mirada para que ella cambiara de actitud; ella antes era feliz, se reía y hasta hacía bromas, pero cuando él estaba cerca era otra persona, irreconocible”.
“Hasta ahora entendemos que ella vivía en una cárcel y que él la atemorizaba. Según nos enteramos, él de manera constante le colocaba el arma en la cabeza y ella posiblemente no decía nada por miedo y por sus hijos”, dijo Raquel Araya, la otra hermana de 26.
USO DE ARMAS
Los padres biológicos de los hijos de Evelyn aseguraron a las autoridades que los menores les contaban que Solano les enseñaba a usar el arma o se las daba para que la sintieran.
“Hay fotos en las que los pequeños, unos gemelos de 6 y uno de 12, hasta posan en las fotos como privados de libertad cuando ponen sus manos de cierta manera”, comentó Aguirre.
DENUNCIE AL 9-1-1
Los familiares de esta mujer que creyó que el tiempo cambiaría a la persona que estaba con ella, quien decía que él era un gran hombre y que la amaba, aseguran que un cambio radical en la forma de ser de una persona puede ser señal de que algo no anda bien y esa debería ser una señal de alerta.
Además las autoridades reiteran que el silencio es complicidad, de manera que cualquier persona que sepa de alguna historia similar, que escuche gritos o vea algún tipo de agresión, lejos de pensar que es una situación ajena, debe denunciar por medio de una llamada al 9-1-1 del servicio de emergencias.
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CRÉDITOS: Fotos: José Venegas
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Miércoles 01 Julio, 2015
HORA: 12:00 AM
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