Durante años se consideró que la sexualidad era una manifestación del alma, o del espíritu, así ante una disfunción sexual se hacía un abordaje eminentemente psicológico, obviando los factores físicos bajo el entendido que no tenían participación en la respuesta sexual.
Hoy sabemos, por el contrario, que la respuesta sexual es un mecanismo complejo que requiere ante todo de la integridad de múltiples sistemas del cuerpo humano. Esta es la razón por la cual enfermedades que afectan órganos que en principio no tienen que ver con el sexo, pueden producir serias alteraciones sexuales.
Tal es el caso de la diabetes, que es una padecimiento del páncreas, que provoca niveles elevados de azúcar en la sangre, debido a una falla en la producción de la insulina, que es la hormona pancreática responsable de introducir el azúcar a la célula.
Entre los síntomas más importantes de la diabetes figuran: orinar frecuentemente, mucha cantidad de orina, tanto en el día como en la noche interrumpiendo el ciclo del sueño, asociado a una sed desmedida, episodios de mucha hambre, pérdida de peso y fatiga e irritabilidad. También puede producir visión borrosa, heridas que tardan en sanar, hormigueos o adormecimientos en manos y pies, así como infecciones, ardor, picazón, enrojecimiento en los genitales y problemas sexuales.
La diabetes que no es detectada a tiempo o que es mal controlada tiende a dañar los nervios y las arterias de muchos órganos entre ellos los que van al pene, condicionando cuadros impotencia.
Así, la diabetes puede producir erecciones débiles, erecciones que se desvanecen o requieren de mucho estímulo para conseguirlas, o necesitan de largos periodos para tener un nuevo acto sexual.
La buena noticia es que la diabetes es una enfermedad muy fácil de diagnosticar, un simple examen de sangre en ayunas nos permite detectarla. Desgraciadamente se calcula que en países como el nuestro uno de cada dos a uno de cada tres diabéticos no han sido identificados y sufren la enfermedad sin recibir tratamiento y sin saber ellos mismos que la padecen.
Otra buena noticia, es que aunque en la actualidad no disponemos de tratamientos que eliminen la diabetes sí contamos con medicamentos que nos permiten controlarla de manera adecuada y nos permite evitar las consecuencias nocivas de esta enfermedad. Además, contamos con diversos medicamentos que nos permiten preservar la salud y el buen rendimiento sexual.
Por eso, en todo paciente diabético siempre es fundamental evaluar la esfera sexual, sobre todo porque con frecuencia el paciente desconoce que esta enfermedad puede dañar la esfera sexual y por eso es frecuente que no lo mencione en la consulta.
Por otra parte, en todo paciente con problemas de erección siempre medimos el azúcar en sangre, este proceder se basa en el hallazgo clínico que la diabetes figura entre las primeras causas de impotencia, sobre todo en mayores de 35 años.
Se entenderá que estas alteraciones sexuales se abordan tratando la diabetes que es el causante del daño y en algunos casos se hacen manejos específicos con resultados muy positivos que permiten que la mayoría de los pacientes recupere su desempeño sexual.
