Un vagonetero identificado como Jefry Quesada se salvó de morir aplastado por una piedra de unos 35 kilos que se desprendió de la montaña del Parque Nacional Braulio Carrillo, cuando pasaba por la húmeda ruta 32.
Este trabajador, quien tiene menos de un mes laborando para la empresa Meco, se dirigía al sector de la Marina en Guápiles cuando sintió que le movieron la cabina.
“Iba solo con los vidrios arriba debido a que está lloviendo mucho, de pronto sentí el fuerte golpe que todo se movió. Me detuve, bajé y observé una piedra de considerable tamaño que cayó en el techo de la cabina, fue un gran susto, nunca me había pasado algo similar, Dios me dio otra oportunidad”, explicó.
Este accidente ocurrió la mañana de ayer en medio de una serie de deslizamientos a lo largo de la carretera, donde decenas de conductores debieron esperar varias horas para que reabrieran.
Víctor Cordero Chacón, oficial de tránsito, manifestó que este tipo de deslizamientos son normales en época lluviosa.
“En el kilómetro 31 se reportó un deslizamiento de material de lodo y piedras, donde una de ellas le cayó encima a una vagoneta, le quiebra el parabrisas y arruga el techo. Las constantes lluvias provocan la caída de mucho material, poniendo en peligro los conductores, en este caso afortunadamente sólo se dieron daños materiales”, detalló.
La policía reportó paso a paso lo sucedido este miércoles en la problemática ruta 32.
7:20 a.m. Se reporta en el kilómetro 38 la caída de un árbol de tamaño considerable.
7:40 a.m. Hay caídas de piedras en el kilómetro 27, se cerró un carril.
8:10 a.m. Se cierra el kilómetro 51.
11 a.m. Llegó maquinaria del MOPT a limpiar la vía.
12:45 m.d. Es habilitada la carretera.
ABATIBLES AFECTADOS
Según las autoridades, con este tipo de emergencias los recién instalados abatibles reflectivos se ven perjudicados, ya que la maquinaria pesada que llega a limpiar la calle los derriba sin que puedan quitarles los 4 tornillos de 20 centímetros de largo que tiene cada uno.
Inclusive cuando pasa carga ancha por la ruta han tenido que cerrar la vía por el túnel Zurquí, ya que se destruyen; se presume que no durarían lo que se espera, pese a que al parecer los puede golpear un carro 75 veces y aún funcionan.
Este tipo de aparatos ha servido para que los choferes no invadan el carril contrario y no se salgan de la ruta ante la espesa neblina que se acostumbra en la zona.
