Juan Diego Gamboa Calderón, de 24 años, se ahogó en el margen del río Reventazón a la altura de Florida en Siquirres, tras ser arrastrado por una cabeza de agua.
Él trabajaba en el Proyecto Hidroeléctrico Reventazón y se preparaba par un fin de semana largo, pues volvía a entrar hasta el martes. Luego de salir de su empleo a las 6 p.m., se dirigió a su casa y a la medianoche volvió a salir, esta vez acompañado de un hermano y dos amigo, rumbo al proyecto, pero no a laborar sino a disfrutar de una de las pasiones que compartían los cuatro: la pesca. Desde niño Juan Diego solía ir al mismo lugar a meterse al río o pescar, por lo que conocía la zona a la perfección. Los compas la pasaban bien entre risas, buena iluminación, inmejorable tiempo y seguridad, pues estaba dentro de las instalaciones. Ellos llevaban una atarraya, que es una red de pesca compuesta por una serie de hilos, tejidos y amarrados a un cabo superior o de flotadores y a una relinga inferior de plomos. Cuando iban de pesca se turnaban, pues uno de ellos debe hacerse responsable de la atarraya y pararse dentro del río y lanzarla. Esta vez le tocó a Gamboa, a quien esta actividad lejos de asustarlo lo divertía y todo transcurrió normal y hasta con algo de suerte, pero una cabeza de agua arrastró al joven y a su hermano. Este último logró salir por sus propios medios a los 200 metros, pero el más joven no.
El muchacho quedó pegado a varias de las piedras que estaban a 400 metros de distancia de donde ingresaron y el no poderse mover lo ahogó. Horas después lo encontraron flotando.
Esta situación sorprendió a los otros tres, quienes no se explican lo que pasó, porque él sabía cómo sortear el agua porque por años esa fue su actividad de relajación. Sus amigos y hermano recuerdan que él vivía con ilusión esta etapa de su vida ya que su esposa tiene seis meses de embarazo del cual sería su primer bebé.
La familia le dará sepultura este sábado.
