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Opinión

El seguro social está en crisis por responsabilidad de todos

La Seguridad Social de Costa Rica es sin duda uno de los mayores logros sociales de nuestro país y una piedra angular en la estabilidad de nuestra democracia. Pero la hemos llevado a un estado de postración tal que casi está para ser internada en cuidados intensivos. Y para sacar un enfermo adelante de ahí, hay que hacer muchas veces tratamientos “heroicos” porque de lo contrario se nos muere el paciente y ese es el riesgo que corre el Seguro Social hoy día en esta tierra de indecisión.

 

La CCSS es un monstruo gigantesco, centralizado, carcomido por la burocracia, donde la autoridad es cosa del pasado, donde hacer cambios importantes con las reglas presentes es casi imposible. Dirigido por una junta directiva politizada, que desconoce sobre salud, porque tiene una composición de miembros que no tienen nada que ver con el campo sobre el que deciden y no se interesan en visitar y conocer la complejidad de la empresa que dirigen. Seguido por un enorme aparato gerencial donde chocan los funcionarios, quienes mantienen un grado de control central que no permite la toma de decisiones en los otros niveles del sistema.

 

Un Seguro Social desfinanciado porque obliga (por el populismo de nuestros políticos) a dar protección a todo el mundo en cualquier circunstancia, aunque no pague. Donde el mayor deudor es el Estado mismo, donde una gran plana de patronos no cumplen, otros no reportan correctamente a sus empleados y los menos hacen cualquier artimaña para no honrar sus obligaciones solidarias.

 

Una institución abrumada por muchos empleados, que no producen ni el 50% de lo que deberían, donde ocupamos el segundo lugar en incapacidades, donde para hacerle un debido proceso a un empleado se toman 6 meses y para poder despedirlo hasta 2 años. Situación apadrinada muchas veces por los sindicatos que defienden a todo el mundo, y a veces hasta al indefendible con tal de mantener y/o ganar cotizantes. Una organización donde la evaluación del desempeño y la producción de cada empleado son sumamente subjetivas, “lights”.

 

Un sistema ocupado por algunos pacientes inescrupulosos que toman citas innecesarias o que no acuden a miles de citas anuales, sin importarles el despilfarro de recursos que eso representa. Pacientes que retiran medicamentos que almacenan en sus casas sin darles el uso apropiado. Enfermos que exigen pago de transporte y viáticos sin necesitarlos. 

 

Un presupuesto debilitado por la cantidad de “fugas” de materiales que se dan en todas las unidades y malas decisiones administrativas (expediente digital por ejemplo).

 

Una organización que permite (y promueve) la mediocridad. Porque se le paga igual a todo el mundo, al que produce más como al que da lo menos, al que se prepara como al que no, al que hace su trabajo con diligencia como al que va de “torta en torta”; todos ganan igual, no hay forma de premiar al buen empleado de ninguna manera. Hay muy escasos estímulos positivos en la institución. De modo que como en los modelos socialistas, la gente se acomoda, da lo menos y saco lo máximo y no pasa nada, porque está a derecho. Todo lo cual ha desarrollado un ambiente hostil del empleado hacia la institución. Una institución sin alma, sin corazón, impersonal. Donde hoy se retira una persona y mañana no la dejan entrar a su lugar de trabajo, ni la conocen siquiera.

 

Un ordenamiento donde no vemos decisiones de punta por parte de las autoridades y más bien una lucha permanente entre los grupos técnicos por tener los mejores recursos para la atención de los pacientes y los administrativos tratando de restringir. Como que todo se nos deteriora cada día y no hay tiempo más que para pensar en soluciones del día. Es necesario pensar y sacar otras opciones, alternativas de solución a la problemática. Preocupado por el rumbo de las cosas actuales, pido que nos deshagamos de la hipocresía y sentimentalismo que nos caracteriza a todos en relación a nuestra “queridísima” Seguridad Social, que ya casi llega a cuidados intensivos. Abramos un foro de opinión con la mente abierta y desde nuestra posición pensemos y propongamos nuevas posibilidades. 

 

Yo creo que al SS se le debe quitar el control político que hoy día tiene. La CCSS debe ser una entidad recaudadora de recursos (banco) que dedique sus mejores esfuerzos en asegurar el financiamiento y obligue a todo el mundo a pagar y pagar lo correcto. Ese banco deberá distribuir los recursos en las unidades de trabajo de acuerdo a su producción y complejidad, previa presentación de un presupuesto por programas. Todos los centros deberán ser dirigidos y administrados por un cuerpo gerencial (técnico) de alta calidad, con conocimiento en el área de la salud y de lo que quiere hacer cada unidad, con control de las juntas de salud que en este momento no juegan casi ningún papel de peso. 

 

Me parece necesario que a los empleados se les mida su producción y su calidad de trabajo y en base a eso se les califique. Es necesario que los empleados buenos se puedan premiar y promocionar. Es básico que los profesionales se queden en la institución y no tengan que correr a actividades privadas, permitiéndoles remuneración adecuada por desarrollar trabajo más allá de sus horarios normales. Es sumamente importante no dejar de capacitar permanentemente a todo el personal aquí y en el exterior, ya que es la única forma de que la atención médica sea cada vez de mayor calidad, como fue en los 70. 

 

Considero imperativo poner un cobro simbólico a la consulta y a las recetas, para evitar el abuso que hoy tenemos. Pero también el paciente debe de tener derecho de comprar mejores opciones de medicamentos y que el Seguro Social le reconozca el costo que para él tenga dicho medicamento genérico. Asimismo el paciente debe de tener derecho a escoger su médico, su especialista y el SS debería reconocerle lo que para él es el coste de consulta. Incluso el paciente debería tener derecho a hacerse un tratamiento o cirugía en la medicina privada y el SS re-embolsarle el coste que para él tiene esa cirugía en un hospital de la institución. De la misma forma con los estudios especiales, que el paciente que desee, se los haga y que la Caja le pague el costo básico al paciente. Así tendríamos menos filas en consulta especializada, estudios, cirugías y con servicios mejores y oportunos. Libre elección médica. Todo lo cual dará un mayor nivel de satisfacción al usuario.

 

Es importante que pensemos en cómo cambiar el rumbo a este barco, tenemos que sacar tanta agua del bote todos los días, que no podemos mirar hacia adelante. Si continuamos así, nos vamos a hundir, vamos a hacer desaparecer la institución que decimos defender. 

 

*Cirujano general HCG

Profesor UCR

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Martes 12 Mayo, 2015

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Mario A. Sánchez Arias* / [email protected]

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