Medalla de cobre
Editorial
A casi 20 años de que Costa Rica celebrara su última medalla olímpica en Atlanta 96 -con Claudia Poll-, el panorama del deporte costarricense sigue siendo el mismo después de esa gran gesta deportiva, bastante oscuro.
Este hecho histórico en el deporte costarricense es señalado por sus propios autores y dirigentes del Comité Olímpico como un logro personal y no un proyecto país.
Tras muchos años sin protagonismos a nivel internacional -únicamente el campeonato del mundo de Nery Brenes en los 400 metros planos bajo techo-, los dirigentes del deporte se debaten entre los pasos a seguir para generar atletas de alto rendimiento que compitan y dejen el nombre de Costa Rica en lo más alto.
La palabra proyecto parece que se ha desaparecido del deporte costarricense, ya que pese a algunos casos aislados de atletas nacionales que han destacado en eventos internacionales, los fracasos y desilusiones han sido los más.
Lo primero que se debe realizar es encausar el deporte tico unificando los criterios, de cuáles serán los pasos a seguir para que los atletas costarricenses puedan sobresalir en sus disciplinas en los distintos eventos del ciclo olímpico.
No puede ser que en este momento el Comité Olímpico Nacional tenga la posición de que se aumente la inversión en deporte y en la preparación de atletas, mientras en el Ministerio del Deporte se hable del trabajo en las bases en busca de nuevos talentos, debe de haber una sintonía entre ambos entes, ya que en sus manos está el prestigio de todo un país a la hora de participar en cualquier evento de ciclo olímpico o de algún campeonato del mundo.
“Costa Rica lo que hace es participar, no compite”, así lo indicaba Francisco Rivas, gestor de las cuatro medallas olímpicas que ostenta el país en toda su historia deportiva en una entrevista exclusiva para este medio, una frase bastante fuerte para los dirigentes que aún se debaten sobre que se va a hacer en las próximas justas.
Rivas fue claro en que los mismos males de la dirigencia en los años 90’s continúan en la actualidad, por lo que un cambio en ese aspecto será fundamental para empezar a darle rumbo al deporte tico.
También, hay que poner los ojos sobre las personas que hoy dirigen las distintas federaciones deportivas del país, ya que según palabras del propio presidente del Comité Olímpico deben ayudarles a presentar las liquidaciones de los dineros que reciben por parte del Icoder.
Esta afirmación deja al desnudo la capacidad y la falta de gente adecuada para estar al frente de las federaciones deportivas del país, no basta con solo ser un ex atleta para tomar las riendas. Debe existir conocimiento del manejo administrativo, así como contar con el apoyo de gente capacitada para el desarrollo de cada disciplina.
La cirugía en el deporte costarricense debe ser amplia, ya que no solo con las buenas intenciones de la gente que se logran grandes objetivos, falta una coordinación adecuada entre cada ente y un objetivo claro en la búsqueda y preparación de atletas de alto rendimiento.
Las autoridades deportivas deben solicitar requisitos mínimos a las personas que tienen a su cargo la federación de una disciplina deportiva, además de capacitar a los demás miembros en busca de una gestión ágil y que permita avanzar en todos los campos, ya que así como se buscan atletas de alto rendimiento, deben existir dirigentes de primer nivel.
Una fuerte labor le espera no solo a la Ministra de Deportes, Carolina Mauri si no también a la directora del Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación, Alba Quesada y el presidente del Comité Olímpico Henry Núñez.
El deporte debe servir para que la población nacional sea más sana, tengan un estilo de vida saludable y además por medio de las figuras de atletas de alto rendimiento se puedan exponer figuras que motiven a la juventud a que practiquen los distintos deportes.
Hasta no lograr esos objetivos, Costa Rica seguirá participando en competencias internacionales y alcanzando solo medallas de cobre.
