En la sala 2 de los Tribunales de Heredia, por segunda vez, dos primos de apellido Alfaro esperan que los jueces definan hoy cuál será su futuro judicial al ser acusados por el asesinato del coreógrafo José Andrés Murillo, el 12 de febrero del 2013.
Previamente se les condenó a 17 años de prisión pero la fiscalía apeló y el juicio debió volver a realizarse. En este el Ministerio Público solicita 35 años de prisión por homicidio calificado y no simple.
Según el fiscal Ronald Segura, la evidencia que existe en este caso no solo demuestra un ensañamiento en contra de Murillo sino también que ambos participaron en el homicidio.
Segura concluyó que uno de los primos se encargó de los detalles del crimen, pues fue quien llevaba una tela de más de 2 metros que usaron para estrangularlo, y un martillo, que no usaron porque en el carro encontraron una mancuerna.
“Durante la cena en un bar restaurante ubicado en Heredia, ambos consumieron 20 alitas de pollo, dos refrescos y dos cervezas, mientras tanto los primos ya tenían todo coordinado por medio de mensajes de texto”.
El fiscal explicó en reiteradas ocasiones cómo al parecer ambos atacaron brutalmente al coreógrafo, a quien uno de los acusados estranguló desde el asiento trasero del carro sujetando su cuello con la tela y jalando con tanta fuerza hacia atrás que quebró el apoyacabezas, mientras el otro le pegaba con una mancuerna.
Esta fue mostrada por el fiscal a los jueces, con el fin de demostrar el arma que se usó para matar a Murillo.
“No es fácil quebrar un cráneo, que es uno de los huesos más fuertes del cuerpo, pero ellos sí lo lograron y esto demuestra con qué fuerza lo golpearon en varias ocasiones hasta provocar su muerte”, comentó Segura.
Durante el juicio los imputados escuchaban con detenimiento sin quitar la mirada de cada uno de los expositores, mientras algunos de sus familiares los acompañaban en la sala de juicios.
El fiscal detalló durante la etapa de conclusiones que un testigo narró cómo mientras ellos golpeaban a Murillo, él escuchaba gritos de desesperación pidiendo ayuda, por lo que llamó a las autoridades.
Por la tarde fueron los dos defensores de los acusados quienes explicaron a los jueces por qué no están de acuerdo con la versión de la fiscalía, pues intentan que la pena de 17 años no se aumente.
La sentencia se leerá hoy a las 11 a.m.
