El 23 de marzo Isabel Enríquez Samudio, alias “Chava”, entró de forma irregular a territorio costarricense por medio de la frontera con Panamá, confirmó Migración. Cuando pensó que lo había logrado, se encontró de camino con un retén policial del cual no pudo librarse y fue detenida, pues no tenía sus documentos en regla.
Desde ese momento la enviaron al centro de aprehensiones ubicado en Hatillo mientras se coordinaba la deportación a su país de origen, Colombia.
Ella interpuso acciones políticas para evitar ser trasladada de regreso pero la petición fue negada, pues tiene un proceso pendiente en su país natal desde el 2013, año en el que huyó hacia Panamá, por lo que tenía una orden de captura en su contra, según el diario Es Espectador en su página de Internet, por los supuestos delitos de tráfico, fabricación de drogas y concierto para delinquir.
Luego de obtenida la información de su perfil y los detalles judiciales, la Interpol trabajó en coordinación con las autoridades colombianas y el viernes la deportó.
LOGÍSTICA DE CAPOS
Según los medios cafeteros, ella es considerada como el enlace internacional para el tráfico de estupefacientes de varias estructuras dedicadas al narco que trabajan en distintos países, pero son coordinadas por una sola agrupación.
Una de ellas es la organización conocida como “La Cordillera”, que tiene su base en la ciudad de Risaraldam en Pereira, zona cafetalera colombiana.
La banda para la que supuestamente trabajaba concentra sus actividades en ciertos puntos estratégicos, por lo regular en barrios de bajos recursos económicos, donde reclutan a la mayor parte de personas posible para su servicio.
Los integrantes tienen una actividad o responsabilidad definida dentro de la estructura delictiva y se dividen por sectores, cada uno posee de uno a dos líderes, quienes ordenan las acciones por tomar con el fin de ganar territorio para la venta de drogas.
ORGANIZACIÓN DE 20
Como parte de las acciones contra estos grupos criminales, la policía de Colombia detuvo el sábado a 7 personas más de otras bandas que trabajaban juntas.
Capturaron a Miguel Mariano Arcia, alias “El Extranjero”, de 43 años y jefe de los cacos en Córdoba. Según las autoridades colombianas, él dirigía a un grupo de 20 personas, es sospechoso de múltiples homicidios y extorsiones a comerciantes y ganaderos; su nombre aparecía entre los 15 cabecillas de alto nivel de la organización y figuraba entre los más buscados.
Además de él fueron detenidos cuatro sujetos de una red que conseguía aeronaves y lanchas rápidas para transportar cocaína hacia Centroamérica.
Luis Fernando Galeano, alias “Perico”, técnico aeronáutico, y Héctor Cañaveral Mendoza, alias “Caña”, eran los responsables de conseguir los aviones, documentación, matrículas y lograban ingresar a algunos aeropuertos donde se aseguraban que la droga saliera sin controles y no fuera detectada.
Otro de los detenidos fue “Mita”, un piloto que recogía las avionetas para llevarlas a terminales donde se camuflaba la droga en compartimentos para llevarla hacia Panamá y Honduras.
Otras de las detenciones contra “Los Urabeños” es la de Carlos Francisco Álvarez Rodríguez, alias “Corbata”, quien mantenía contactos con carteles extranjeros y les garantizaba que el material ilícito lo colocarían en Centroamérica y el pago lo recibían en Panamá.
Según la investigación, el dinero lo llevaba a suelo cafetero y lo legalizaba a través de diferentes inversiones.
También aprehendieron a Vladimir Martínez, conocido como “Junior”, señalado como el abastecedor de “Otoniel”, porque dotaba al cabecilla de víveres, alimentos, ropa, dinero y mujeres; así como Isabel Enríquez Samudio, alias “Chava”, quien sería el enlace internacional para el tráfico de estupefacientes.
