Martes 07, Mayo 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

Alerta por violaciones a niños

Editorial

Cuando el propio presidente de la Sala Tercera, Carlos Chinchilla, reconoce en un medio de comunicación como DIARIO EXTRA que los casos que más le preocupan son las violaciones donde las víctimas son bebés y niños, debemos reconocer que el asunto está más que grave.

 

Estas duras declaraciones las dio el magistrado durante una actividad de rendición de cuentas de Casación, en la cual también indicó que dichos casos han aumentado en los últimos tiempos.

 

Sus palabras fueron las siguientes: “Son menores muy pequeños que están rondando entre el año y los 10 años. Más que todo niños entre 7 y 8 años son agredidos sexualmente. Es abuso sexual, introducción de dedos, de cosas externas muy groseras, son casos muy dolorosos”.

 

El contenido de esa frase debe hacernos reflexionar inmediatamente, enviar señales de alerta a la sociedad, pero también al Estado y sus instituciones, las que cada año reciben partidas multimillonarias para ejecutar programas a favor de la niñez costarricense pero el abuso avanza a pasos agigantados.

 

No hay palabras para explicar tan horrendos y brutales hechos, jamás podríamos los ciudadanos hacer la vista gorda y oídos sordos a la verdad. Hablamos del futuro del país y muy atinadamente lo recalcó el magistrado Chinchilla al decir “de alguna forma hemos abandonado a nuestros niños. Si no los visualizamos y no acudimos a ellos podemos tener sociedades enfermas”.

 

En Costa Rica hay un panorama bastante lamentable, desde hace más de tres años el gobierno y las autoridades del Hospital Nacional de Niños declararon emergencia nacional ante la oleada de violencia que afectaba a los niños. 

 

En aquel momento todo el mundo se rasgó las vestiduras, hubo marcha por la avenida segunda con pancartas y discursos, pero la verdad aquel pronunciamiento no varió en nada la situación. 

 

Por el contrario, las agresiones continúan y las cifras hoy son más alarmantes que en años anteriores, no así las medidas de protección a favor de esta población indefensa.

 

Los que fueron gritos, golpes e insultos acabaron en muerte; padres y madres, o encargados tras las rejas, pero la violencia no da tregua. 

 

La agresión mutó, antes era un jalón de orejas, una palmada en la espalda, un pellizco o una grosería, ahora, según revela la Sala Tercera, las agresiones sexuales están en la lista. 

 

Solo preste atención. En cinco años, entre 2007 y 2012, los casos de violencia infantil atendidos en el Hospital Nacional de Niños subieron un 610%. En una década, del 2000 al 2010, el aumento fue del 700% y durante el 2013 al menos 13 menores fueron asesinados por sus padres o allegados.

 

Estas estadísticas no incluyen los casos de abuso sexual, esos son más alarmantes de lo que podemos imaginar, más cuando se sabe que estas agresiones provienen mayormente de familiares y supuestos “protectores”, de personas allegadas al hogar.

 

En qué cabeza cabe que una criatura de meses o pocos años podría ser objeto de este tipo de actividades reprochables, propias de un enfermo, de un ser sin contemplaciones ni reparos.

 

Aquí jamás vamos a incitar a nadie a tomar la justicia en sus manos, pero qué buena falta les hace una lección a esos agresores. 

 

¿A qué punto ha llegado este país, almacenando denuncias en los tribunales, sin mayores respuestas?

 

La agresión jamás será la forma acertada de educar, la disciplina es un acto de amor que no conoce de irrespeto y se basa en la dignidad. 

 

A los padres en ocasiones les cuesta comprender que una nalgada, un grito o una grosería no son mecanismos de educación. Muy contrariamente estas conductas, propias de generaciones anteriores, además de encasillarse como un delito, no generan cambios positivos en la conducta de ningún ser humano.

 

Por eso Costa Rica debe tomar medidas urgentes, los pequeños más vulnerables no pueden vivir a merced de agresores.

 

Recordemos uno de los últimos casos, el de Joel, quien murió a los 11 meses, torturado por su padrastro y su madre. Según las investigaciones, le metieron agujas en el cuerpo y ahí se oxidaron, lo patearon, lo sacudieron con mucha fuerza y lo abusaron sexualmente.

 

Tanto el hombre como la mujer están tras las rejas como sospechosos, esperando el proceso judicial. La sociedad quedó atónita tras conocer la noticia y las entidades el Estado alzaron la voz, pero todo de nuevo paró en nada. 

 

Semanas después mataron a otro infante.

 

No hay leyes más drásticas, no hay respuestas oportunas de las autoridades, la gente se aburre de denunciar a los vecinos o es amenazada, los procesos ante la administración de justicia son más largos que silbido de lechero. Quedan niños huérfanos, lesionados, transformados o abandonados en hogares de asistencia.

 

La declaratoria de emergencia fue un mero formalismo, un llamado de atención sin mayores ecos y hoy el resultado de gente en el poder que no tiene voluntad, que tampoco parece tener consciencia y menos piedad.

 

Dios no quiera que más niños sigan viviendo historias tan amargas. Alcemos la voz, pidamos soluciones, reformemos lo que se deba reformar, atendamos en tiempo oportuno la denuncia, no dejemos que los días pasen cuando se trate de indefensos porque esas facturas cobran un precio muy alto en una sociedad que se desentendió de su futuro.

PERIODISTA:

EMAIL:

Lunes 20 Abril, 2015

HORA: 12:00 AM

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA