Miguel Alpizar lleva años sembrando maíz en sus tierras de San Mateo de Orotina, sin embargo con el tiempo se dio cuenta de que hay algo que no está bien con la fertilidad, el maíz y los frijoles que siembra crecen a la mitad de su tamaño y no producen.
“Desde hace tiempo que no cosechan, la agricultura ya no es rentable”, cometa con el sombrero en sus manos, igual que él 5 mil agricultores de la zona se enfrentan a la misma realidad.
La respuesta no es tranquilizadora, las tierras costarricenses pierden su fertilidad paulatinamente, así lo advirtieron miembros del Colegio de Agrónomos de Costa Rica, autoridades del gobierno y expertos de la Naciones Unidas, un fenómeno que se podría agravar, afectando la seguridad alimentaria y la agricultura para exportación -una de las bases de la economía nacional- si no se hace conciencia urgentemente.
Renato Jiménez Zúñiga, ingeniero agrónomo especialista en la degradación de los suelos, afirmó que esta situación afecta a todo el país, principalmente las áreas del Pacífico Central y Norte, impactando fuertemente la rentabilidad de actividades como la agricultura, la ganadería y la salud de las poblaciones afectadas.
AUSENCIA DE CULTIVOS
Al reconocer que era imposible vivir de la siembra, Miguel empezó con la crianza de ganado, pero no tomó en cuenta la influencia de la tierra, nuevamente debía buscar con qué alimentar el ganado, porque si la vacas se comen el zacate, se agrava la erosión de la zona.
Zúñiga explicó que el 50% de los suelos presenta baja fertilidad y en algunos lugares de la Región Chorotega podrían ocurrir fenómenos de concentración de sal, dadas las prácticas erróneas que se vienen presentando desde hace varios años, consecuencia de la acción humana sobre los recursos naturales y el cambio climático.
Añade que el exceso de agua, sin que se tomen medidas, hace que la tierra vaya perdiendo fertilidad y apunta que se necesitan tomar medidas urgentes en las tierras para que se evite le degradación y la pérdida de la capa productiva.
En Costa Rica, la Asociación Costarricense de la Ciencia y el Suelo trabaja en ese tema, ahí convergen miembros del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), universidades públicas, el Colegio de Agrónomos y la empresa privada para trabajar en conjunto el fenómeno.
De manera paralela, el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) y el MAG crearon una comisión asesora sobre la degradación de suelos, formado por un grupo de especialistas que investiga la tierra para desarrollar soluciones de largo alcance.
Zúñiga es el encargado de dirigir dicha comisión, en la que participan expertos en el campo y académicos de las universidades, donde se desarrollan análisis en el laboratorio de suelos y plantas de agua para conocer el estado real del terreno.
“Los suelos necesitan ciertas técnicas para mantenerse, en Costa Rica se han descuidado, la agricultura ha perdido eso, faltan medidas, eso afectó el suelo”, explicó el ingeniero Fernando Mujica, quien lleva años trabajando en esa área y conoce los daños detalladamente.
Él afirma que la falta de conciencia en la relación suelos-agua, evita que se dé la atención requerida, por lo que la tierra va perdiendo capacidad y advierte que empeorará.
MEDIDAS URGENTES
En ese sentido, el país ratificó la Convención de Naciones Unidas para la Lucha Contra la Sequía y la Desertificación, mediante decreto ejecutivo se creó la Comisión Asesora sobre Degradación de Tierras (Cadeti), en la que trabaja Zúñiga, pero aún no presenta resultados reales.
Mujica y otros científicos actualmente desarrollan investigaciones de campo en la cuenca del río María Auxiliadora, en Orotina, una de las más degradadas del país, pero advierten que de no encontrar una solución, no sabe qué van a comer, así de simple.
“Esta área es altamente representativa de las zonas afectadas por estos procesos degradativos y funciona como un área piloto o ejemplo de la gravedad de la problemática en Costa Rica y el mundo”, explicó.
Carlos Barboza, encargado de la comisión en San Mateo, comenta que se han tomado acciones para reducir los efectos, como la siembra de árboles frutales, la entrega de zacate mejorado a los lugareños, este tiene la particularidad de crecer alto, entonces no tiene que arrancarse y se evita la afectación del terreno.
Aunque este es un fenómeno que se presenta a nivel mundial, afectando a países como Marruecos, quienes dan asesoría a Costa Rica sobre su experiencia, y en la región a Honduras y El Salvador, en Costa Rica resulta casi desconocido, “hay falta de conciencia”, que según los especialistas agrava el tema.
Mientras camina sobre un corral desierto, Miguel expresa que la gente debe alarmarse ante este tema, pues, aunque la situación no es tan dañina como en Guanacaste, sí es preocupante y debe interesarles a todos.
Por su parte, Barboza reconoce que se puede solucionar si los agricultores toman las medidas necesarias, como abrir canales para el agua en las laderas, usar árboles para proteger los cultivos y especialmente disminuir el uso de químicos en la siembra.
Los agricultores de las zonas altas buscan cómo sortear el fenómeno de El Niño, la falta de agua y ahora la pérdida de nutrientes en las tierras, abriendo la interrogante de cómo se mantendrá un país que vive de la agricultura mientras el gobierno proclama seguridad alimentaria para todos.
“Una vez más la respuesta es hacer conciencia. La dirección regional del Ministerio de Agricultura en Orotina da charlas sobre el tema y lleva a los agricultores a fincas para que observen cómo mejorar ciertos aspectos técnicos, pero hay quienes creen que es pura paja”, dijo Barboza.
Así las cosas, Alpizar sobrevive con sus animales dándoles las matas de maíz que no se desarrollaron con un suplemento de proteínas, pues, por ahora, es la única solución.
En Costa Rica, el 20% del territorio nacional forma parte de las áreas protegidas, en algunas de ellas también se presenta la degradación, aunque no se practica la agricultura, el cambio climático causa deforestación y desertificación.
