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Opinión

Abolición del ejército: un hito subvalorado

La abolición del ejército en Costa Rica es uno de los hitos históricos más sobresalientes del siglo XX en Latinoamérica y una efeméride tan importante para la construcción de la identidad costarricense, como lo son la conmemoración de la Independencia, la Anexión del Partido de Nicoya o las gestas heroicas de la Campaña Nacional 1856-1857.


No seríamos quienes somos como nación, si el 1º de diciembre de 1948 don José Figueres Ferrer no nos hubiera guiado por el camino de la paz y el desarme.


Sin embargo, pese a contar desde el 2001 con la Ley 8.115 para declarar la celebración del Día de la Abolición del Ejército y con proyectos de las exdiputadas liberacionistas Hilda González y Elibeth Venegas, que pretendían enaltecer esta conmemoración, la misma continúa siendo subvalorada por la mayoría del país.


Recordemos que Don Pepe tuvo la fortaleza, valentía y liderazgo visionario suficientes para tomar la esencial medida de prescindir del ejército como institución permanente, ante la experiencia latinoamericana que demostraba que un ejército no sólo era oneroso en lo económico, sino nefasto en lo social y político.


Este importante acontecimiento inmortalizado por Don Pepe con un golpe de mazo contra los muros del Cuartel Bellavista, para simbolizar la decisión junto con la entrega de las llaves del Cuartel a la Universidad de Costa Rica, para fines del Museo Nacional, se suma a otras decisiones igualmente trascendentales tomadas en nuestro país, como la abolición de la pena de muerte en 1877; la declaración al mundo de la neutralidad perpetua, activa y no armada de 1983; así como el reconocimiento por la pacificación de Centroamérica, que mereció el Premio Nobel de la Paz al presidente Óscar Arias en 1987, quien años después fuera el principal impulsor del Tratado Sobre el Comercio de Armas que entrará a regir en más de 50 países a finales de diciembre de este año.


Así y desde 1948, los costarricenses hemos visto los beneficios de la inversión pública en educación, salud, infraestructura, vivienda, seguridad ciudadana, protección del medio ambiente, cultura y muchos ámbitos más; donde desde luego seguimos teniendo problemas y retos como país, pero ninguno que haya sido provocado o incrementado por un ejército.


También, somos privilegiados porque las fechas patrias se conmemoran con vistosos desfiles en que los protagonistas son los mismos estudiantes que el resto del año caminan hacia los centros de estudio con libros bajo sus brazos y no con fusiles sobre sus hombros.


Donde podemos expresar nuestras opiniones, elegir a nuestros gobernantes en las urnas y exigirles cuentas cuando están en el poder, sin temor a ser acallados por la fuerza de las armas.


Todo esto gracias a que un patriota visionario y humanista insigne propuso y materializó una idea cuyos efectos positivos para este pequeño país son encomiables, convirtiéndonos en ejemplo para todas las naciones del mundo.


Por lo tanto, es hora de asumir con patriotismo el compromiso de celebrar esta fecha con el respeto, el júbilo y la responsabilidad cívica que merece tan destacado acontecimiento, para la calidad de vida y futuro de todos y cada uno de los que tuvimos el privilegio de nacer en esta noble tierra.


No esperemos a que las iniciativas provengan del gobierno o de la Asamblea Legislativa, resaltemos la conmemoración en nuestras casas, centros de estudio y de trabajo, así como en todo ámbito en el que nos desenvolvamos.


Resaltemos a las generaciones más jóvenes el amor por nuestra patria, por la paz y la libertad que nos fue heredada, para seguir construyendo por el camino de la paz y recordémosle al mundo que las páginas más gloriosas de la historia se escriben con tinta y no con sangre.

 

*Politólogo. Magister en Estudios Internacionales

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Sábado 15 Noviembre, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Tonatiuh Solano Herrera* / [email protected]

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