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Nacionales

“A los 5 años robaba pan para comer”

El diputado Jorge Rodríguez reveló detalles íntimos de su vida. Lo acompañan Paola Hernández, directora de DIARIO EXTRA, y Iary Gómez, gerente del Grupo Extra

Relatar la vida del diputado Jorge Rodríguez, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), es recorrer un camino lleno de carencias y sufrimientos, especialmente durante su niñez y buena parte de su juventud.

 

Vivió en la calle, robaba pan para comer, su segunda casa fue La Ciudad de los Niños (famoso orfanato), sin embargo salió adelante y hoy ocupa por segunda vez una curul. “Vieras lo que cuesta levantarse un milímetro del suelo”, confesó.

 

“Yo viví en La Ciudad de los Niños, me dijeron que tenía que llorar todo lo que quería adentro, que afuera había un mundo que me esperaba para doblegarme y ponerme de rodillas, será por eso que siempre estuve a la defensiva. No nos enseñaron cómo amar, se lloró mucho, poca gente conoce la historia de mi vida”, reveló. 

 

La política no es algo extraño para este vecino de Paraíso, Cartago, quien con orgullo relata que a los 16 años se convirtió en ejecutivo municipal cuando esta figura existía. Además fue asistente del expresidente Rodrigo Carazo. 

 

En el periodo 1990-1994 ejerció la diputación por primera vez, más tarde fue electo alcalde, puesto que dejó en el 2013 y entre el 2014-2016 vuelve a la Asamblea Legislativa. 

 

Su estampa es la de lo que podríamos llamar un “político de pueblo”, no por nada reconoce que “Cachimbal” (q.d.D.g.) fue su mentor y amigo. “Fue un hombre bueno, dedicado, lloramos muchas veces cuando no salíamos electos”, recordó. 

 

 

LA NIÑEZ

 

 

Su padre nunca le ayudó, ni siquiera lo conoció, dice que es hijo de un doctor llamado Manuel Patiño. Cuenta que un día, cuando le preguntó a la mamá sobre su papá, ella le hizo una confesión que lo marcó de por vida.

 

“Ella empieza a llorar y me dice: 'Mirá Jorge, vos no sos producto de un gran amor, sos producto de una violación'”, comentó y agregó: “Yo me indigné, no podía concebir lo que estaba escuchando”.

 

Solo tiene palabras de elogio para su madre, mujer que se echó al hombro a sus tres hijos, Jorge es el segundo. Dijo que para entonces las cosas eran muy difíciles; durmieron bajo los pisos de algunas casas, envueltos en plásticos para no pasar frío, en el garaje de la residencia del gobernador de Cartago. “Nos servían comida luego de que él comiera, no nos prestaban cuchara, comíamos como animales”, narró.

 

A los 4 años la calle fue su hogar. “Pasaba la noche donde me alcanzara. Comencé a los 5 o 6 años a robar pan, también robaba lechuga y tomates”, contó. 

 

El orfanato fue la tabla de salvación de Rodríguez, pues “ahí me dieron todo lo que había carecido”, no por nada cuenta que la primera ley que impulsó desde el Congreso y que logró su aprobación sirvió para dotar de financiamiento estable a La Ciudad de los Niños. 

 

A los 9 años conoció el alcohol y los cigarros, pero a los 10 años se reveló contra el destino y se prometió que iba a convertirse en diputado. ¿Por qué? “Mi papá fue diputado y yo quería llegar a ese mismo puesto”, acotó.

 

A los 14 años dejó el orfanato y un año más tarde se casó por primera vez, a los 16 años le dieron el puesto de ejecutivo municipal, el más joven en la historia de Paraíso. 

 

Entonces su carrera política arrancó, pues fue regidor, alcalde, diputado “y así fue como recorrí todos los puestos de elección popular, a pesar de que la gente siempre esta en contra de mí”. 

 

“Prefiero que me tengan asco que lástima. Me cansé de que me tuvieran lástima, por eso soy tan vehemente en mis cosas, ya he llorado y sufrido lo suficiente”, sentenció.

 

A los 15 años se casó con su primera esposa, de quien se separó por una infidelidad. Ella le dio 4 hijos, todos mayores y profesionales; años más tarde volvió a encontrar el amor y actualmente tiene una compañera sentimental. 

 

“Si querían conocerme, esa fue mi niñez. No soy San Francisco de Asís ni la Madre Teresa, he cometido errores en la vida, nunca he hecho nada de lo que me arrepienta, todo lo he hecho consciente”, confesó.

 

¿Por qué la política? ¿Por qué diputado?

 

- Porque un político fue quien le hizo daño a mi madre, y si él sintió pena por mí o por mi madre, yo dije que algún día iba a llegar a la Asamblea para que se diera cuenta que podría llegar donde él llegó y más allá, y lo logré dos veces. Pasé por donde asustan muchas veces con la ayuda de Dios, a quien me encomiendo todas las noches, y me di cuenta que sí me escuchaba, por eso yo digo que Dios es mariachi. Siempre he estado en deuda con Él, cuando quiero hablar con alguien suelo buscar un lugar en mi casa para comunicarme, cuando me pasa algo lo busco.

 

¿Cuál es su misión ahora que es legislador por segunda vez?

 

- Fui diputado entre 1990 y 1994 y mi misión siempre fue luchar por los más pobres y desposeídos; ahora es lo mismo, luchar por las mujeres, adolescentes, por la gente humilde, los trabajadores que no saben de feriados ni de aguinaldos, contra las injusticias del gobierno. Creo que tenemos una gran deuda con Cartago, debemos devolverle algo, todo lo que soy se lo debo a mi pueblo. Todos los días le pido a Dios que me ayude. No me interesa lo que otros piensan de mí, me interesa estar bien conmigo mismo. 

 

Usted ha dicho que la Asamblea está secuestrada, tomada. ¿A qué se refiere?

 

- No está secuestrada por los diputados, no es lo mismo nueve fracciones que cuando estaba el bipartidismo. Está tomada por algunos grupos administrativos, cuatro o cinco hacen pantalones a la medida y siempre andan buscando un puesto para una persona. La Asamblea se convirtió en una cadena de favores y como no llegué a ganar simpatías no le hago favores a nadie.

 

¿Qué cambios administrativos se deberían hacer?

 

- Lo más urgente es hacer una reingeniería y un estudio para determinar cómo están los departamentos. El mal mayor está en los diputados, nos creemos dioses y que podemos hacer lo que queramos; el poder tiene un límite, a nosotros el pueblo no nos dio poder, nos dio más trabajo. No somos más que nadie, pero algunos creen que no se pueden llamar a cuentas, ven la paja en el ojo del vecino y no ven la viga en el propio.

 

¿Qué tan cercano se considera de Rafael Ángel Calderón?

 

- Quiero decir que soy amigo de Calderón, lo quiero con el alma, no me avergüenzo de su amistad, más bien me honro de ser su amigo; nunca le he pedido la hoja de delincuencia a nadie para ser mi amigo y nadie me la ha pedido a mí. La amistad es algo que se da y se hace; es algo que se siente. En las buenas y en las malas estaré con Rafael Ángel, yo no estoy en el partido de él (Republicano Calderonista).

 

¿Eventualmente se pasaría de bando?

 

- Estamos en un tiempo en que hay que decir “nunca digas nunca”, lo que sí sé es que en estos momentos tengo un compromiso con el Partido Unidad Social Cristiana; tengo libertad de pensamiento, mis compañeros no pueden pensar por mí. No creo en ideologías, no me aferro a ideologías del partido, cuando trato de buscar justicia veo hacia arriba. No tengo por qué seguir senderos en que no creo, no tengo por qué seguir huellas que no son las mías. 

 

¿Se siente bien en la fracción de la Unidad?

 

- Me siento bien con todo mundo, mientras que no se metan conmigo.

 

¿En qué temas ha tenido dificultad a lo interno?

 

- Concretamente cuando ellos eran del grupo Renacer y nosotros de Convergencia yo odiaba por sobre todas las cosas a Rafael Ortiz, pero lo odiaba; eso fue antes, ya no. Esos eran de los juicios que uno emite a priori. Luego me pude enterar que era una excelente persona. A nosotros se nos crucificó por ser de las tiendas del calderonismo actual, no de 1948. A las amistades yo las escojo, a los compañeros los imponen, entonces sigo siendo amigo de Calderón.

 

Hay serios cuestionamientos sobre nombramientos que el Directorio legislativo realizó. Usted es parte de esa cúpula.

 

- Los que hacen esos cuestionamientos son los que tuvieron el poder y ahora lo desean, con pronunciamientos de los que también tienen secuestrados a la Asamblea y hacen lo que ellos quieren. ¡Qué pena!

 

¿No le parece coincidente darle puestos a gente del PAC o del PUSC?

 

- ¿Acaso por ser liberacionista o mariachi no tiene derecho a un trabajo? No lo veo mal, veo mal otras cosas, como cuando hacen pantalones a la medida para pagar favores políticos. Estos no son pagos políticos.

 

¿Qué espera de la Asamblea Legislativa?

 

- Espero que nos dejemos de rencillas políticas, pensar en Costa Rica y no pensar en si van a ganar más o menos adeptos. Espero que entendamos que estamos luchando por una patria. 

PERIODISTA:

CRÉDITOS: Foto: David Barrantes

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Miércoles 05 Noviembre, 2014

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