Cuando el tico escucha el nombre “El Malacrianza” inmediatamente piensa en el toro que llenó redondeles en todo el país y le puso la piel de gallina a más de uno con su bravura, sin embargo desde hace tiempo no se habla de él, esto debido que desde su última corrida el pasado mes de enero en Pérez Zeledón se retiró de los ruedos en forma definitiva.
Este astado, que marcó un antes y un después en las fiestas taurinas costarricenses, descansa como un rey en la finca Nueva Esperanza, en Playa Garza de Nicoya, donde recibe los chineos de su dueño, don Ubaldo Rodríguez.
“Su Majestad”, como también se le conoce, llegó al mundo en el 2000 y originalmente se llamaba “El Tigrillo”, pero a base de buenas corridas y su bravo temperamento se ganó el nombre actual.
En su historial registra más de 200 montas, la primera fue el viernes 30 de julio del 2004 en barrio Los Ángeles de Nicoya, donde nació la leyenda.
RODEADO POR EL MORBO
Así como siempre será recordado por sus grandes espectáculos, este animal también tiene un par de puntos negros en su trayectoria porque provocó la muerte a dos montadores.
El 10 de julio del 2005 en San Vicente de Nicoya el toro resbaló y le propinó un fuerte golpe en la cabeza al montador, quien falleció a los pocos días, y el 18 de diciembre del 2006 en Caimital de Nicoya, durante la monta, el astado le incrustó su cuerno derecho en la tráquea al montador, quitándole la vida casi al instante.
Álvaro Zamora, comentarista y recopilador taurino, explicó que estos incidentes contribuyeron a la fama del toro, pero su verdadero valor está en sus características propias.
“Parte de su fama fue por el morbo de haber matado dos montadores, que para mí fueron meros accidentes. A lo que hay que darle importancia es a su estampa, su prestancia.
Imagínese que él salía a la plaza, botaba al montador y luego daba un vuelta completa como diciendo 'el que manda aquí soy yo'”, comentó.
EN ZAPOTE SE CORONÓ
“El Malacrianza” recorrió muchísimos redondeles, pero a nadie le queda duda que su verdadera coronación fue el 4 de enero del 2004, cuando arribo por primera vez a Zapote, seguido por varios medios de comunicación, que solo avivaron más las expectativas del pueblo, las cuales fueron sobrepasadas por “Su Majestad”.
Zamora agregó que después de varios años de maravillar al público con montas de alto nivel, el toro llegó a lesionarse, por lo que tiempo después su dueño decidió que ya era tiempo de sacarlo de los redondeles.
“Él arrastraba una lesión, venía desde hace un tiempo, pero el señor logró recuperarlo para que hiciera su última jugada en Zapote. Después de eso se tomó la decisión de retirarlo, más que todo por la edad, porque un toro de 14 años se considera algo viejo”, explicó el experto.
Después de una carrera llena de momentos únicos, finalmente se alejó de los ruedos y ahora pasa sus últimos años descansando en el campo, pero su dueño espera que la descendencia de este bravo animal continúe la leyenda.
“Para mí este toro ha sido un emblema en los últimos años, hay un antes y un después en la monta en Costa Rica. Gracias a él la gente volvió una vez más su mirada hacia esta actividad que había decaído. 'El Malacrianza' ha venido a ser como el resurgir de los toros, difícilmente algún otro animal va a hacer lo que este hizo”, finalizó.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Sábado 25 Octubre, 2014
HORA: 12:00 AM
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