En Panamá los combustibles no pagan un impuesto para carreteras como el que aplica la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), de ahí que se pague menos por llenar el tanque. Por ejemplo, la gasolina regular cuesta ¢710 menos por galón, la súper ¢612 y el diésel ¢506.
Así las cosas, transportistas y lugareños cruzan la frontera para abastecerse de hidrocarburos, lo que deja pérdidas para las estaciones de la zona y el cierre de algunas de ellas. Además cada vez es más común ver el transporte de gasolina en tanques para comercio y uso en Costa Rica.
“La gente no trae combustibles solo para uso propio en las fincas, últimamente se ha iniciado un mercado negro en el que hemos tenido mucho cuidado para denunciarlo.
El hecho es una realidad, por aquí pasan camiones cargados con gasolina para venderla más barata”, expresó Warner Quesada, gerente de Coopesabalito, pequeña estación con 12 mangueras para llenar el tanque.
Explicó que en mayo de 2013 abrió una bomba muy cerca de la frontera panameña, desde entonces la estación de Coopesabalito ha dejado de vender cerca de 92 mil litros por mes, causando un fuerte golpe en la actividad comercial.
Quesada dijo que hace dos años en la zona fronteriza del lado canalero solo había una estación, de hecho era deficiente, ahora hay cuatro de alto nivel, con doble capacidad que la suya, a las que se puede accesar desde Costa Rica.
Las gestiones que han hecho los empresarios de la zona para resolver el problema aún no dan resultados, de hecho en el cantón de Corredores una bomba ya cerró y la Cámara de Empresarios de Combustibles advierte que hay varias en iguales condiciones.
“Los que hacen excursiones hasta la frontera tienen permiso para usar baños y espacio para llenar tanques. Nosotros como empresa tenemos una afectación directa, seguimos cumpliendo con las regulaciones de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos y el Ministerio de Ambiente, lo que resulta pesado para el negocio”, explicó.
Este aspecto se suma a una serie de factores que hacen que el país pierda capacidad para competir con sus vecinos, pues muchos optan por adquirir bienes ahí, afectando los ingresos de las empresas costarricenses.
Mientras en Costa Rica las estaciones cierran, lo seguirán haciendo porque admiten que no habrá posibilidades de cubrir los costos de operación, las ventas en la frontera con Panamá aumentan. Datos extraoficiales indican que ahí se venden 758 mil litros por mes.
Aunque la situación se denunció ante las autoridades, estas responden que no hay mucho por hacer, pues tendrían que analizar la gasolina en laboratorios para determinar de dónde procede, tampoco cuentan con un lugar seguro para almacenar los galones decomisados.
