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Opinión

El enemigo es usted

El título, más completo y claro sería: El enemigo de usted es usted mismo. ¿Cómo, en qué sentido? Se lo explico.


El enemigo se asienta en la mente, y “todo a lo que nos resistimos mentalmente, asegura el Padre Larrañaga, lo transformamos en enemigo”. Note el término “todo”. En ese todo entran, por ejemplo, sus manos, su nariz, la lluvia, el calor, una persona, el ruido… Entra todo, todo aquello a lo que se resiste. A propósito del ruido, hay un dicho soviético: “No es el ruido el que te molesta; eres tú el que molesta el ruido”, y así con todo lo que se resiste. Tony de Mello acuñó esta afirmación: “Sufrir es oponerse a la realidad”. Es decir, que las resistencias mentales, el oponerse a la realidad –sucesos, personas, cosas- es lo que origina en el interior de cada quien el sufrimiento. Lo contrario es estar bien, mediante la constante actitud de la aceptación, En ese sentido, suelo yo repetir: ¿Usted está bien? Todo está bien. ¿Usted está mal? Todo está mal. El estar bien o estar mal depende de usted mismo; concretamente del funcionamiento de su mente, de su rechazo o aceptación de las personas, sucesos o cosas. “Los enemigos están, pues, concluye el Padre Larrañaga, dentro del hombre. O los enemigos existen en la medida en que tú les des la vida con tus resistencias mentales”. Y en cuanto crece la resistencia, tanto crece también el sufrimiento interior.


Abundando en lo mismo, el autor inmediatamente citado advierte: “De esta manera, millares de agentes exteriores y de acontecimientos pueden ir despertando en ti sentimientos hostiles, reacciones airadas, impulsos de violencia”. La gente no lo piensa ni lo ve así, sino al contrario: echa la culpa de lo que le pasa a los otros o a lo otro. Y, por lo visto, se trata de una manía antigua: Adán le echa la culpa a Eva, ésta a la serpiente… Es probable que la culpa no la tenga nadie, pues el mal y el bien, el malestar y el bienestar vienen de adentro, de la responsabilidad o irresponsabilidad de cada quien, del rechazo o la aceptación.


Ahora bien, el que, por el sistemático rechazo, se convierte en enemigo de sí mismo, puede degenerar en un ser humano sombrío, temeroso y temible, una amenaza para quienes le rodean y aún la humanidad entera en algunos casos, víctima del círculo vicioso en que se ve metido: cuanto más le desagrada alguien o algo, más lo rechaza; y, cuanto más lo rechaza, más le desagrada. Fatal, si no se da prisa por salir de ese círculo que él mismo se ha creado.


Añadamos esto, por hoy: la irritación, el desasosiego, el nerviosismo pueden provocar crisis extremas en quienes son propensos al rechazo. De ahí la necesidad de prevenirlo en uno mismo para no sufrir tanto y no hacer sufrir a quienes nos han de soportar al ser víctimas de esas crisis del nerviosismo cuando el rechazo a alguien o a algo es extremo. Prevenirlo, pues.


Sigo con el tema, Dios mediante, otro día.

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Sábado 20 Septiembre, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Juan Luis Mendoza.

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