Editorial
Un triste escenario se vivió el 15 de setiembre en las calles de la capital, cuando un grupo de jóvenes de la banda del Liceo de Costa Rica decidió quitarse la sed con cervezas, a vista y paciencia de sus profesores e incluso de la Fuerza Pública. Lo que nos permite pensar que fue un acto consentido por quienes ese día debían velar por los muchachos, quienes además no tienen edad para consumir licor.
De manera clandestina escondieron la bebida dentro de la hielera que llevaba uno de los músicos y aprovechaban una coreografía donde se formaba un círculo cerrado para hidratarse.
¿Dónde quedaron los valores cívicos y el honor que representaba formar parte de la banda? ¿No es eso parte del curriculum educativo que debería impartirse en las lecciones, ¿o eso también quedó fuera del temario de estudios?
Es lamentable que situaciones de este tipo se vengan dando y peor aún enterarnos que no es la primera vez que sucede, sino que por el contrario están avaladas por los responsables de esos colegiales, quienes deberían estar formándolos para que cosas como estas no se den.
Cada día más jóvenes se ven inmersos en problemas de drogadicción, es imperdonable que precisamente en los colegios estén aprendiendo los vicios.
Además, esta, que por tradición ha sido una de las mejores bandas del país, ahora se encuentra conformada por un montón de maleantes que golpean a todos aquellos espectadores que se encuentren a su paso. Incluso durante los desfiles recién pasados, se pudo escuchar cómo familias que habían estado muy atentas a las bandas y a los colegios participantes, decidieron abandonar el lugar cuando supieron que el Liceo estaba cerca, porque siempre ha sido la costumbre que maltraten a quienes llegan tranquilamente a disfrutar en la actividad.
Las autoridades son las responsables que estas situaciones se den. Desde los docentes hasta los policías deben de ser vigilantes de lo que ocurre a lo interno del desfile. No es solo cuidar el orden, es aprovechar estos momentos para inculcar esos valores que siempre han caracterizado a los ticos.
Este lunes nuestro ejército tenía olor etílico. El futuro de Costa Rica se abría campo entre la multitud, que la verdad nunca le estorbó, a codazos y matonismos.
Este no es el país que nos heredaron, esta no es la nación por la que lucharon los Padres de la Patria.
Es hora de devolverles a los ticos su idiosincrasia y si para ello se requiere tomar medidas severas contra los responsables de este bochornoso incidente, que caiga sobre ellos el peso de la justicia.
No es con ley seca como se evitan cosas como estas, es con educación, pero de aquella que antes nos daban en las aulas, no la de ahora donde a muchos docentes se les olvida la razón de ser de su profesión y convierten la enseñanza en un oficio para crear mentes sin conciencia y sin pasado.
