Transgénicos: ¿gato por liebre?

“La sociedad que permita que la Biología se convierta en una disciplina ingenieril, que deja que esa ciencia se desvirtúe para intentar cambiar al mundo, sin haber siquiera tratado de entenderlo, es un peligro para ella misma”. Carl R. Woese (1928-2012)

Alerto a la población sobre prácticas publicitarias utilizadas para dar opiniones a favor de los cultivos transgénicos (CT) sin advertir que se trata de campos pagados, como sucede con la columna Biotecnología y Desarrollo publicada en un diario matutino. Por las graves faltas a la verdad que se publican en dicha columna, asociadas a los riesgos, peligros e incertidumbres que estos cultivos representan, me siento obligado a refutar esos artículos con respaldo técnico y científico, para evitar que nos metan “gato por liebre” en un tema tan delicado.

Dejando de lado que en los sistemas tradicionales las mejoras se hacen por medio de selección o combinación entre especies cercanas (hasta donde las leyes naturales lo permiten), Zúñiga (LN 12/5/14) afirma falazmente que los CT “no son más que la continuación del mejoramiento de plantas que iniciaron nuestros ancestros (…),” cuando esto es falso, dado que en los CT se introducen toscamente genes de otros organismos (ej. virus, bacterias, animales).

Estas manipulaciones genéticas se hacen en laboratorio con técnicas imprecisas (goo.gl/pTTkIg) que conllevan consecuencias imprevisibles, por lo que la aseveración de Zúñiga de que los CT “Son seguros y una gran herramienta para la seguridad alimentaria”, no pasa de ser sino una afirmación engañosa y temeraria.

Por su parte, Quirós (LN 25/4/14), Garro (LN 28/4/14) y Valdez (LN 13/6/14) no hacen sino repetir los “cánticos de sirena” de las megacorporaciones promotoras de los CT (goo.gl/MxPRx), difundidos en informes y consultorías realizados a su medida como: ISAAA (goo.gl/3eKpa8), PG Economics (goo.gl/SFQWNx) y otros (goo.gl/RfWyZD). La realidad es que estos números y afirmaciones no tienen sustento, y han sido refutados de forma categórica (goo.gl/99E5CG, goo.gl/yM8qsB, goo.gl/wcTlcG, goo.gl/ylGZhd).

Más allá de la cita descontextualizada y tendenciosa mencionada por Quirós del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación de las Naciones Unidas, en realidad lo que éste afirmó, respecto a las políticas de agricultura, es que: “Ahora es necesario que ahí donde sea posible se orienten hacia la agroecología” (goo.gl/DZRLxh), como lo recomiendan otros informes internacionales (goo.gl/Xcti94, goo.gl/QmYSn).

El informe Despertar antes de que sea demasiado tarde, elaborado por más de 50 expertos, y publicado por la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, reconoce categóricamente que: “La agricultura industrializada es insostenible y los ajustes tecnológicos basados en la ingeniería genética no han sido capaces de obtener los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Por el contrario, han introducido productos que restringen la innovación de los agricultores, la conservación in situ de la biodiversidad, y el acceso al germoplasma adaptado localmente.” (goo.gl/IzS7yv)

Garro sostiene que la discusión sobre CT “debe mantenerse en el área técnica”, obviando, entre otras, sus implicaciones económicas, sociales y éticas (goo.gl/jymWZH). La vida no es, ni debe tratarse, como una “cosa” o máquina que puede manipularse a nuestro antojo, y mucho menos con la visión reduccionista, mecanicista, utilitarista y cientificista que proponen los seguidores del obsoleto determinismo genético, incapaces de ver más allá de las cuatro paredes de sus laboratorios y delirios de grandeza y honores, promovidos por los intereses económicos de la agroindustria transgénica.

En su obra La responsabilidad ética en ciencia y tecnología, Édgar Ramírez advierte que: “Ya no se puede mirar la ciencia con el entusiasmo ingenuo –explicable- del siglo XIX, que veía en el desarrollo de la ciencia el progreso de la humanidad, puesto que el binomio ciencia-tecnología ha tenido grandes repercusiones sobre la vida de pueblos enteros: la desestructuración de las culturas; la incertidumbre con respecto del futuro de la humanidad en su conjunto, (…)”. Por su parte, Gutiérrez Góngora (LN 17/5/14) hace ver que: “Hoy día, estamos cayendo en otra arrogante tentación; la de tratar de aplicar la ingeniería genética para lograr un radical e irrevocable cambio de la sociedad con base en lo que creemos que sabemos; incurriendo en la arrogancia de ignorar lo mucho que no sabemos.”

Consumidores informados. En este tema no debemos pasar por alto la oposición creciente por parte de los consumidores informados en esta materia (http://goo.gl/hLYSbt), así como tampoco los problemas de comercialización que tienen, cada vez con mayor frecuencia, los CT a nivel internacional (goo.gl/tdM2mF). Al respecto, la FAO cita que del 2002 al 2012 se dieron entre países -al menos-198 incidentes comerciales por contaminación transgénica de alimentos (goo.gl/u3lJK5).

Por último, al analizar información favorable a los CT, debemos tener presente que los estudios con los que se obtiene su aprobación tienen dos particularidades: i) son hechos o pagados mayoritariamente por las empresas que los producen, y ii) son de carácter confidencial; por lo que no están expuestos a la sana y legítima crítica por parte de la ciencia independiente, y mucho menos de la sociedad. En otras palabras se están otorgando autorizaciones de CT basados en una “ciencia oculta”. Bajo estas circunstancias, ¿qué garantía de inocuidad tienen estos cultivos y sus productos? Resulta claro que éste es un caso más donde quieren meternos como consumidores “gato por libre”. No lo olvide y téngalo siempre presente al analizar información sobre este tema.

* Catedrático UNED y UCR
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Martes 02 Septiembre, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Jaime E. García González