De los 41.576 casos de depresión que registran los costarricenses, principalmente en los cantones de Vásquez de Coronado, Palmares, San José y Cañas, el 74% corresponde a mujeres y solamente el 26% restante fue diagnosticado a la población masculina.
Esto no necesariamente significa que ellas sean más propensas a sufrir la enfermedad, pero sí son más anuentes a buscar ayuda profesional ante la presencia de síntomas, que no siempre es tristeza, también se pueden presentar dolores de cabeza y espalda.
Las estadísticas resultan de la primera recopilación que hace el Ministerio de la Salud a través del Consejo Nacional de Salud Mental, conformado por el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social, Junta de Protección Social, Ministerio de Educación Pública, Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependecia y el Patronato Nacional de la Infancia.
“La tristeza y la depresión son dos condiciones diferentes, la persona que está triste es por alguna condicional emocional o por una situación que le haya afectado le cambia la condición de ánimo, llora, pero es algo que puede solucionarse. En cambio, la depresión ha de ser diagnosticada con varios factores, hay un proceso de tiempo, de desgano, baja su productividad y sus relaciones”, explicó Allan Rímola, director de la Secretaría Técnica de Salud Mental.
Por su parte Fernando Yorca, viceministro de Salud, comentó que gracias a la Ley 9.213, la Secretaría Técnica está laborando en el tema pues la salud mental es una prioridad en este gobierno.
Agregó que durante muchos años los problemas de este tipo se abordaron basados en un enfoque asistencial, donde se centraba ala tensión a nivel de clínicas y hospitales. Ahora se pretende dar un enfoque comunitario e integral y buscando siempre que el paciente afectado pueda incorporarse a la sociedad.
ATENCIÓN EN LAS COMUNIDADES
“Viendo que la salud mental es un producto de construcción social, planteamos romper un paradigma, pasar de atención hospitalaria a atención comunitaria, pasamos a tener un modelo de atención de la salud concentrado en la comunidad”, dijo Francisco Golcher del Consejo de Salud mental.
Una solución que busca dar más atención a estos padecimientos consiste en capacitar a médicos generales para que sean capaces de diagnosticar y tratar a pacientes con algún síntoma de esas enfermedades.
El doctor Rímola apuntó que se debe tener en cuenta los efectos de los problemas de salud mental para la sociedad, pues no solo dañan al individuo, también inciden en la familia, la red de cuido, el sistema productivo; “son uno de los problemas que más contribuyen a generar discapacidad e incapacidades temporales.
En ese sentido, la CCSS incapacitó a 11.682 personas por episodios depresivos en el 2013 y extendió 16.750 boletas, lo que explica que algunas personas se presentaron más de un a vez. Esto requirió 108.808 días de incapacitación y representó un costo de ¢1.658 millones durante ese periodo.
El especialista del Consejo de Salud Mental dijo que las mujeres presentan más casos, pero eso pasa porque los hombres no buscan ayuda profesional por el machismo, que pese a los cambios, aún se manifiesta en la cotidianidad de toda Latinoamérica.
