Ana Teresa Madrigal lleva 11 años de llorar. Su hija, Dinia Madrigal de 18 años, perdió la vida el 18 de octubre del 2003, luego de que el vehículo en el que viajaba fuera embestido por otro en pleno centro de San José.
El 1 de agosto pasado, el Tribunal Penal de San José dictó la tercera condena en contra de David Ricardo Zúñiga Ruíz de 30 años. Se le impusieron cinco años de cárcel, tras un proceso que ha ido y venido de la Sala Tercera a los tribunales, sin que se logre una resolución final.
Grazy Calvo, abogada del bufete Jurisis, explicó que en un primer fallo Zúñiga Ruiz fue absuelto, pero luego la Sala Tercera ordenó hacer un nuevo juicio. Así fue como el 12 de setiembre del 2008 lo condenaron a 12 años.
Sin embargo, el caso volvió a los magistrados y recalificaron los delitos por lo que solicitaron al Tribunal imponer una nueva pena.
Tuvieron que pasar seis años para el 1 de agosto pasado se dictara la nueva condena, esta vez por cinco años. No obstante, la defensa puede volver a presentar un recurso contra la sentencia en la Sala Tercera. “El anterior recurso estuvo cuatro años esperando en la sala”, dijo Calvo.
Se intentó conocer la posición de Federico Campos, abogado de Zúñiga Ruiz, sin embargo no fue posible localizarlo.
EN LA ESQUINA DE AYA
El 18 de octubre del 2003 es un día que Ana Teresa Madrigal nunca olvidará . Sus dos hijos fueron víctimas de un brutal accidente, una de ellas falleció mientras la otra logró sobrevivir.
Ambas viajaban en un Honda, conducido por Jonathan Céspedes, junto a Ambart Montero y las hermanas Dinia y Laura Madrigal quien cumplía 15 años. Los jóvenes estaban celebrando pues no había podido hacerlo por el fallecimiento de un familiar.
A las 2:15 de la madrugada, en la esquina de Acueductos y Alcantarillados, sobre Avenida 10, un Mitsubishi Montero, que era conducido por Zúñiga Ruiz, colisionó al Honda por un costado luego de “brincarse” la luz roja del semáforo.
Laura fue trasladada al Calderón Guardia donde lograron salvarle la vida. Un mes después se dio cuenta que su hermana había muerto.
“Es algo muy extraño, van a hacer once años. Deciden y vuelven a aceptar los recursos y estamos de allá para acá”, comentó la madre de Dinia, quien está segura de que no se detendrá hasta conseguir justicia. “Mucha gente me dice que es posible que haya gente que lo esté apoyando (a lo interno del Poder Judicial), pero no podemos saber si eso es así o no. ¿Cómo es posible que no lo hayan metido a la cárcel desde un inicio por este accidente donde murió mi hija?”, manifestó.
Desde hace 11 años Ana Teresa Madrigal acumula recuerdos que mantienen abierta una herida. Una semana antes de que ocurriera el accidente, su hija hizo el examen de admisión de la Universidad de Costa Rica.
Dinia tenía entre sus sueños poder estudiar biología marina y también convertirse en psicóloga. Apenas tenía 18 años y estaba muy ilusionada con ingresar a la universidad.
Cariñosa, amable, era una mujer sincera que soñaba con convertirse en una profesional para ayudar a su madre.
“No ha sido fácil. Incluso yo tenía el vestido de graduación y era una tortura porque recordaba todo”, dijo.
LO QUIERO EN LA CÁRCEL
En su sentencia el Tribunal Penal de San José condenó a Zúñiga Ruiz a cinco años de prisión por el delito de homicidio culposo y seis meses más por dos delitos de lesiones culposas. Además le impusieron la medida cautelar de no salir del país. También debe pagar ¢70 millones, como acción civil resarcitoria.
La madre de Dinia asegura que quiere ver a Zúñiga en la cárcel. Que sufra un poco por el dolor que le ha causado desde 11 años. “Vamos a ir hasta donde tengamos que llegar con este caso”, dijo.
En medio de ese dolor, la familia tuvo una luz de esperanza con el nacimiento de una niña, hija de Laura, y que actualmente tiene tres años.
“Es idéntica a Dinia, sobre todo en su mirada. Es un ángel que nos envió Dios para tener un poco de consuelo ante el dolor que nos dejó la partida de mi hija”, manifestó.
La pequeña tiene hasta los mismos gustos por los mismos alimentos que tenía su tía. “Le encanta el pan con natilla y eso era algo que le gustaba mucho a Dinia. La veo cada quince días porque mi hija trabaja y mi nieta va a una guardería”, explicó.
Ana Teresa Madrigal aseguró que así como su nieta es un ángel en la tierra, su hija Dinia lo es en el cielo y no descansará hasta que se haga justicia.
