El deseo de estudiar y salir de la pobreza es lo que mueve a una docena de niños de la escuelita de Espabelar, en la Florida de Santa Cruz de Guanacaste, quienes no cuentan con agua potable para que les preparen sus alimentos en el comedor.
Es por ello que todas las mañanas, junto con sus maestros, recorren 1 kilómetro de una vía peligrosa cargando cualquier recipiente que puedan conseguirse para que su centro esté provisto de agua y de esa manera lavarse las manos, utilizar el servicio y hasta quitarse la sed, bajo temperaturas superiores a 30 grados centígrados.
Las carencias no son nuevas, desde hace 8 años que el director Raimundo Gutiérrez se encuentra al frente del lugar, siempre han intentado ver cómo resuelven lo que les hace falta.
Hace un tiempo los hermanos Rodríguez, conocidos como “Los Chirimbas” les dieron un pozo y la Junta de Educación compró la bomba de agua, pero el terremoto también se llevó esta ilusión, porque las aguas se fueron más profundas y ya no es posible sacarlas.
“Es por eso que ahora tiene que jalar agua de donde don Guillermo, para usarla en servicio sanitario y para el lavado de manos principalmente”, comentó el educador.
Esta comunidad espera que dentro de poco tiempo el suplicio acabe, ya que la Dirección regional de Ministerio de Educación Pública (MEP) les construirá un pozo dentro de la Escuela, pero desde ya les advirtieron que el proceso sería lento.
“Ya sabemos que hay ¢2 millones para hacer el estudio preliminar de un pozo profundo, que es de tanta necesidad para estos niños”, recalcó Gutiérrez.
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CRÉDITOS: Fotos: Manuel Gutiérrez
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Lunes 28 Abril, 2014
HORA: 12:00 AM