Con estos días soleados y calurosos, ¿a quién no le agradaría degustar de un rico granizado (los famosos “copos”) sentado bajo la frondosa sombra de un árbol de mango?
De esa forma niños, jóvenes, personas de la tercera edad y adultos vecinos de la hermosa ciudad de Alajuela saborean el rico manjar, al buscar el mejor lugar en una de las butacas de cemento donde no les pegue los rayos ultravioleta para tomarle el gusto a la refrescante golosina.
¿DÓNDE LOS COMPRAN?
Buscan a los famosos coperos que acostumbran ubicarse en cada una de las 4 esquinas del parque central de la provincia manuda. Con sus pintorescos carritos, y su propio estilo atraen a la clientela ofreciendo los copos con diversos sabores: original kola, naranja, zarzaparrilla, uva , y a los chiquitos los invitan a probar chicles, además les agregan 2 tipos de leche, polvo y condesada. Um um um...¡qué delicia!, apenas para endulzar el paladar y apaciguar el calor en estos días de verano.
CARRITOS CARGADOS
Todos los días estos vendedores salen de sus casas con sus carritos cargados: con la marqueta de hielo, la máquina de raspar, las botellas de sirope y los tarros de leche, a un lado agua para lavarse las manos, y un paño para mantener el aseo, todo con la finalidad de realizar sus ventas y recolectar algún dinero para suplir las necesidades de sus familias.
Tal es el caso de Marvin González Cordero, conocido como “Cope” o “ Capulina”, tiene aproximadamente 35 años de dedicarse a la venta de granizados. Con el pasar de los años, su clientela ha incrementado, y entre ellos encontramos niños de kínder, escolares, otros más pequeñitos, señores pensionados quienes pasan por el parque de la provincia y le compran la dulce y fría bebida para quitarse el antojo. En el sitio que acostumbra estacionarse todos los días también lo visitan de otras zonas del territorio nacional.
“Mi oficio inició en las afueras del Colegio Marista, en calle ancha, y mis principales compradores eran los estudiantes. Ahí conocí a las hijas y a la noble esposa del muy querido alajuelense don William Gómez, quien se encuentra en los brazos del Señor y su madre la Virgen María, un hombre muy mariano que descanse en paz. Aún lo recuerdo con mucho cariño, él me decía “Cope”; le encantaban los granizados a las jovencitas. También, en algunas ocasiones, llegaron aquí al parque central, y me buscaban para que les preparara unos con buen sirope, leche en polvo y condesada, una cucharita de plástico y una pajilla, apenas para saborearlo. ¡Qué hermosos aquellos tiempos!”, expresó en voz alta don Marvin González, vecino de El Roble, Alajuela.
“En mi carrito de copos siempre me acompaña la imagen de la patrona de Costa Rica: nuestra señora la Virgen de los Ángeles, peregrina conmigo a cualquier sector que me traslade. Siempre vamos de la mano, soy muy mariano, y a ella le pido que me ayude a salir a delante. A través de su hijo amado Jesucristo la virgencita intercede por sus hijos aquí en la tierra. Me declaro un hombre de fe”, añadió Capulina.
“EL PELÓN”
En el parque de los apodos nos encontramos a otro copero, a él le dicen “Pelón”, quizás porque tiene mucho cabello y le cuesta peinarse; no está totalmente rapado. Se trata de José Agustín Miranda, siempre se estaciona en la esquina noreste de la Catedral. Ahí lo visitan los consumidores, especialmente los que salen de misa los domingos quienes se quedan para escuchar la música de la banda. Entre semana los que se dirigen hacia los lugares como: La Agonía, Pueblo Nuevo, El Carmen, El INVU Las Cañas, El Roble, Monserrat, o los que viven en el centro de la ciudad.
“Para todos da Dios, gracias a Él muchas personas se acercan a mí para comprar un copo; eligen el sabor que les fascina, en especial el de kola, a otros les gusta de zarzaparrilla, uva, o limón. Yo trato de complacerlos, les pongo suficiente leche con el objetivo de que se marchen satisfechos, y después vuelvan por otro en compañía de sus familiares; los hay grandes y pequeños, como me lo pidan. Tengo 25 años de ser copero, y siempre estoy en esta esquina, me pueden visitar al darse una vueltita por esta bella comunidad”, acotó don José.
MARIO ARIAS
Es otro famoso vendedor oriundo de Tilarán, Guanacaste, pero hace varios años llegó a la ciudad de los mangos para quedarse, y hace 24 años vende la fría y deliciosa bebida en la esquina diagonal a la plazoleta de Tomas Guardia, en el centro de la provincia. Sus principales clientes son empleados de la municipalidad, dependientes de tiendas, trabajadores del mercado central, chiquitos, también turistas nacionales e internacionales. Todas las personas que caminan por el sitio, sin importar la edad, se quitan su antojo con el producto de Mario: un helado de hielo raspado bañado de sirope de limón, piña, chicle, uva, naranja, y con mucha leche, no cabe duda que son riquísimos.
“A Dios gracias todos los días por el trabajito, pero las ventas se incrementan los fines de semana, pues algunas familias acostumbran a desplazarse por el parque para degustar de un rico granizado bajo la sombra de los árboles en uno de los poyos, y claro luego depositan la basura en los respectivos recipientes, y se marchan hacia sus hogares muy felices.
Todos los días de la semana me ubico en esta parte, por ese motivo quiero invitar a los ciudadanos que transitan por nuestra querida Alajuela a que me busquen para ofrecerles la rica y helada bebida. Los preparo como mi cliente lo quiere, los hay de ¢900 con las 2 leches azucarada, ¢850 con solo un tipo de leche (en polvo), y los pequeños a ¢500, son de calidad. Los que los han probado, vienen por otro”, acotó don Mario, quien también es pregonero, y se dedica a vender el Periódico de Más Venta en Costa Rica, DIARIO EXTRA.
“CABALLÓN”
Los colegas del comerciante Freddy Porras Duarte le llaman “Caballón”, otro copero de la comunidad manuda, donde nadie se queda sin su apodo. Él tiene una forma muy original para vender, los prepara de la siguiente manera: raspa el hielo, lo coloca en un vaso plástico, le echa el sirope del sabor que prefiera su cliente, le pone la leche en polvo, lo adorna con malvaviscos, barquillos de vainilla y chocolate. Termina depositándole chorritos de condesada, ¡qué tentación!, idóneos para saborearlos en cualquier época del año.
“Es mi especialidad, y me gusta chinear a la gente. Se ven elegantes y apetitosos. Si algún niño lo saborea en el trayecto del camino, no faltará quién le pregunte dónde lo compró.
Lo importante es que los precios se acoplan a su billetera, oscilan entre los ¢1.000 y ¢600, todos llevan extras golosinas.
Actualmente nos encontramos en temporada alta, es decir entre los meses de diciembre y mayo, pero cuando está la baja (invierno) empieza a descender un poco, pero aún así le hacemos frente a la vida, haga sol, llueva o truene, hay que salir hacer la fuercita”, comentó Freddy Porras.
La mayoría de los alajuelenses degustan de ricos granizados, los adquieren en el parque central de la provincia, especialmente en el verano, y son exquisitos.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Fotos: Yency Arroyo
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Sábado 22 Marzo, 2014
HORA: 12:00 AM
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