El movimiento sindical costarricense tiene en vilo a sus seguidores al no definir aún la fecha de la huelga general que anunciaron hace dos semanas, tras la fijación del aumento salarial del sector público vía decreto ejecutivo.
Sindicatos y empleados públicos están molestos y ven como un insulto el aumento del 0,43% (¢430 por ¢100 mil de salario), que en la mayoría los casos no pasa de ¢5 mil por mes.
Algunos hasta calcularon que ese dinero no alcanza ni para comprar el papel higiénico de una familia media y mucho menos para cubrir las alzas en los bienes y servicios de enero, cuando la inflación llegó al 0,75%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
La molestia es tal que de inmediato los gremios anunciaron que rompían las negociaciones y se prestaron a organizar la huelga. No obstante, después de tres reuniones no se han puesto de acuerdo sobre la fecha y detalles, por eso tienen a sus bases a la espera.
La mayoría de las organizaciones ha consultado a sus bases, pero no hay claridad de qué es lo que quieren. Lo que trascendió de las encerronas de los líderes sindicales es que no quieren caer en un juego político electoral, por eso antes de decidir quieren reunirse con los candidatos Johnny Araya y Luis Guillermo Solís para determinar cuál será su política salarial.
