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Opinión

Editorial

Costa Rica vivió una nueva jornada electoral donde en las primeras horas del día el ánimo de cientos de costarricenses comenzó más caliente en algunos lugares que en otros, pero con gran civismo.


Y ese civismo es la primera gran lección que podemos sacar de este proceso, uno muy distinto al experimentado por el país en décadas pasadas donde la algarabía, las pitoretas y las banderas se encargaban de adornar el ambiente de una elección, claro con una alta participación de votantes.


Hoy una gran mayoría de costarricenses demostró su compromiso con el país acudiendo responsablemente a las urnas para escoger al mejor candidato, que a su criterio es quien debe llevar los destinos para dirigir la Patria, a ellos hoy queremos destacarlos porque dieron el ejemplo ciudadano.


Aunque el resultado obtenido cumpla o no sus expectativas, ciertamente el llamado en general es a respetar la decisión alcanzada pues el habitante se pronunció para estos efectos.


Y no debemos, a manera de justificar pérdidas, lanzar sin pruebas cuestionamientos infundados. Esto solo produce un desgaste al tan protegido sistema democrático que tanto le costó preservar a nuestros antepasados para que nosotros, los que lo disfrutamos en la actualidad, lleguemos a dilapidarlo fácilmente, y sin conciencia de lo que ello significa.


Cada cuatro años, los costarricenses tenemos la oportunidad de tomar la decisión más importante dentro de un proceso democrático: la escogencia de quienes presiden el país e integran la Asamblea Legislativa, pero en esta ocasión el proceso en sí ha sido histórico por la coyuntura social que nos envuelve y porque hubo una opción de un quiebre nuevo en la tradición política nacional.

 

La apatía generalizada hacia la clase política ha sido un síntoma de una necesidad de cambio, modificación aun pendiente más allá del que alcance sus objetivos de llegar a Zapote y Cuesta de Moras.


Realmente el país necesita liderazgos políticos los cuales, desde los diferentes frentes, puedan dar aportes para una mayor gobernabilidad, lo cual implica capacidad de diálogo, de alcanzar consensos, defensa de ideas, pero sin obstrucción en la toma de decisiones.


Precisamente esta es otra de las conclusiones a las cuales quienes renueven estos cuadros de poder deben realizar antes de iniciar sus nuevas gestiones.


Hoy tanto los nuevos diputados como aquellos que lleguen al Poder en este mayo cercano asumen un compromiso de renovación para construir la Costa Rica del futuro, fuerte y próspera. En esta Patria del presente también debemos trabajar para garantizar una mejor calidad de vida al ciudadano.

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Lunes 03 Febrero, 2014

HORA: 12:00 AM

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