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Nacionales

“Deseaba que amaneciera para ir a buscar votos”

  • Esta familia pasó de tener una mamá “envenenada” por las elecciones, a no colocar ni una sola bandera estas votaciones

  • Así vivían los ticos la celebración de las plazas públicas

A cuatro semanas de las votaciones en la casa de doña Vanessa Ortega no hay una sola bandera, calcomanía o algún elemento distintivo que refleje la fiesta de las elecciones. 

 

Con ese ese escenario, nadie se imaginaría que esta tica era como dicen en términos del fútbol “una envenenada” del proceso electoral. En primer grado ya se definía como calderonista, se vestía con los colores del partido y creció siendo una orgullosa guía de mesa, y como ella misma dice “el día de elecciones,  deseaba que   amaneciera para ir a buscar votos”.

 

BANDERAS Y FIESTA 

 

 

Vanessa se crió en San Rafael de Oreamuno, Cartago. Junto a sus tres hermanos y padres aprendió a trabajar y amar las elecciones. 

 

“Poníamos banderas en las casas, ojalá que los vecinos fueran contrarios, entonces uno quería empapelar toda la casa ¡lo vivíamos como una fiesta!  Yo asistía con mami a las plazas públicas y cuando llegó Calderón a Cartago lanzaron gases y a mí me subieron donde estaba él para que no me pasara nada y me dio un beso, para mí en ese momento fue lo máximo”, narra con emoción. 

 

Un día “E” en la casa de esta cartaga se vivía así: mientras sus papás eran fiscales de mesa, ella corría como guía con el afán de sumar apoyo a su candidato, y no dudaba en “sacarle la lengua” a su contrincante.

 

“Ser guía era lo máximo, esperábamos con ansia las reuniones así como la camiseta y la gorrilla. A nadie le pagaban, solo le daban el desayuno y el almuerzo, pero uno se quedaba ahí. A pesar de ser una chiquilla  trabajaba desde las cuatro de la mañana hasta que dijeran quién había ganado, la cuestión era esperarse”, recordó.

 

 

“FUI A VOTAR CON CONTRACCIONES”

 

 

Si usar un vestido con los colores de su partido le parece una locura en esta época, para la familia de Vanesa, más bien era la regla y un reflejo más de la celebración. 

 

“Cuando era de la Unidad solo usaba azul y rojo, ganara o perdiera, porque mi abuelito materno era un “envenenado”, yo crecí con eso. Mi abuela paterna era liberacionista y a todo les hacía pijamas o vestidos verde y blanco pero a mi no porque yo iba con la Unidad, pero lejos de resentirme vacilaba con eso, luego me hice liberacionista”.

 

Era tanta la convicción, que aún en las pasadas elecciones cuando esta luz se iba apagando fue a votar con todo y contracciones. 

 

“Yo embarazada iba con contracciones pero yo dije tengo que votar: ¡Ay Laurita hace algo!” recordó a carcajadas. 

 

Vanessa ahora vive en Liberia, pero ni en su vivienda ni en la de sus papás  hay un sólo rasgo de lo que fueron aquellos años de festejo. Hoy en  esta familia, según sostienen, la corrupción y la falta de palabra de los candidatos presidenciales les obligó a guardar las banderas, y no correr más por un voto.

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Viernes 10 Enero, 2014

HORA: 12:00 AM

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