La corrupción aumenta

Hemos sido un país sin historia de corrupción, pero ahora, esta enfermedad nos está invadiendo a todos por igual, desde trabajadores sencillos hasta los más encopetados. En el Estado los malos manejos hechos por funcionarios, los ha llevado a la cárcel y sin remedio, la procesión sigue su camino en las municipalidades, en la policía, en el Poder Judicial y en el Legislativo, en las aduanas, donde se “echa” dinero en los pasaportes y en el sector privado. Estamos cambiando: sin mordida, nada camina. La corrupción atrasa al país cuando su malignidad se ramifica a todos los rincones de la vida nacional donde sus consecuencias son desastrosas.

El corrupto no es ni grande ni pequeño: es corrupto. Desde el barredor municipal aceptado dádiva para trasladar basura adonde no le corresponde, hasta el médico cirujano que cobra por biombos pasándole por encima a otros pacientes. Corrupto es el ingeniero usando materiales de mala calidad y cobrándolos como si fueran de primera y, el fundidor fomentando en los indigentes el robo de las tapas de las alcantarillas. Corrupto es aquel que estando en un tribunal de justicia, por dádivas o compromisos políticos, hace injusticias. Corrupto es el legislador perdiendo el tiempo en la Asamblea Legislativa en discusiones y mociones sin sentido.

Corrupción es la licitación de obra pública “acomodada”, que tras ser descubierta, callan, hasta que las personas protesten en las calles y los estudiantes comprando exámenes para tener finalmente un país de mediocres. En estos momentos, la corrupción permea a todas las capas de la sociedad, penetrando en algunos casos con profundidad. Corruptos son también algunos líderes sindicales llenando sus bolsillos de dinero mal habido. En muchos casos son bastante inmorales oponiéndose al avance del país.

La corrupción tiene costos elevados para la competitividad y la producción nacional. Es la responsable del empobrecimiento cuando permite por completo el ensanchamiento de la brecha entre nosotros y la economía. El asunto se torna más grave cuando no se rinden cuentas a la sociedad y sin deslindar responsabilidades, nos llevará la trampa en corto tiempo. Con una lucha generalizada podríamos permitir la definición de una línea de acción pronta que combata al mal, sin embargo, como van las cosas, parece que por ahora no llegará y nos quedaremos sin poner detrás de rejas a los corruptos. Preocupa que los beneficios a costas del erario público, sean por lo general ilícitos y que los sinvergüenzas aprovechados estén sólo mirando colores políticos para “juzgar”, una costumbre que la hacemos nuestra. Entonces, los verdes son buenos para unos y los rojos para otros; jamás serán corruptos. En Costa Rica tenemos miedo a la denuncia.

Quien la hace, puede ser tildado de tonto, en algunos casos, como antipatriota. Seguiremos corruptos cuando estemos dando “mordidas” a todos los funcionarios que están obligados a servir con honestidad. Para avanzar y desarrollar como país, necesitamos un cambio, renovarnos moralmente y regresar a la honestidad de nuestros abuelos. Franklin Chan Díaz que pudo hacer una llamada a Costa Rica desde un teléfono de la NASA, no la hizo alegando que alguien podía verlo. No vemos que nadie te mire, le dijeron a Franklin, contestando: “ME MIRO YO”. El gallo que lo es, canta en cualquier terreno.

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Sábado 05 Octubre, 2013

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Dr. Eliseo Valverde Monge