Editorial
Con o sin una victoria contundente, y aunque las críticas nunca se quedan de lado, lo cierto es que la clasificación de la Selección Mayor de Fútbol al Mundial Brasil 2014 llenó de júbilo a la mayoría de la población.
El resultado es fruto del esfuerzo que, incluso en medio de momentos de polémica y de resultados no tan alentadores, finalmente se impuso el coraje, la entrega, capacidad y el trabajo de equipo.
Claro está, este es tan sólo un paso más pues el reto mayor es superar los papeles jugados por otros costarricenses en justas de este tipo y en donde hemos sido eliminados en un abrir y cerrar de ojos.
Pero más allá de este hecho, podríamos decir que los costarricenses estábamos sedientos de una alegría desbordante, que en medio de un panorama de pesimismo nos permita respirar para tomar fuerzas y seguir adelante.
Hay muchas tareas pendientes en nuestro país, existe una generación de jóvenes quienes ocupan un empuje para dejar de ser calificados como “ninis”, es decir personas que ni estudian, ni trabajan. A ellos se les debe abrir las puertas para asegurarles un futuro digno, para devolverles la esperanza en que mañana pueden ser ciudadanos dignos, brillantes y que aporten al crecimiento de Costa Rica.
La ciudadanía es más crítica que nunca, pero más allá deben existir acciones las cuales permitan construir, no destruir, pues de lo contrario todo lo que se diga será “pura paja”.
En este sentido todos estamos llamados a ejercer nuestras obligaciones, pues no sólo podemos exigir derechos sin cumplir nuestros deberes patrios, el voto pensante es uno de ellos dentro de la oferta que tenemos.
En materia de Estado hay más deudas que nada y sobran las excusas para disimular la ineficacia, pero no estamos para seguir caminando con nadaditos de perro y tapando las tortas por encima sin solucionar tanto problema que nos agobia.
Aquí se deben remangar todos, no sólo los funcionarios públicos que componen la escala institucional en todo nivel, sino también los jerarcas con adecuadas toma de decisiones.
Los políticos no deben pensar que con la alegría de la clasificación al mundial todo se borra, todo lo contrario el tico está más atento a los problemas de infraestructura, de acceso al trabajo, de calidad educativa y gobernanza. Por eso debemos seguir adelante con más brío que nunca. Ojalá y que esta alegría generalizada sirva para retomar impulso en todo nivel, y que la ilusión de llegar a un mundial no se quede sólo en eso.
